La Organización Internacional para la Migración estima que al menos 670 personas habrían muerto en una avalancha de tierra y rocas que al norte de Papúa Nueva Guinea.
Más de 150 viviendas quedaron completamente enterradas bajo ocho metros de escombros de montaña tras el deslave que afectó a varias localidades
Los esfuerzos de rescate hasta ahora han sido limitados, con la recuperación de apenas cinco cuerpos. El primer ministro de Papúa Nueva Guinea, James Marape, prometió asistencia y aseguró que equipos de desastre y personal del Departamento de Obras Públicas están en camino para asistir en las labores de rescate y reconstrucción.
Este evento subraya la vulnerabilidad de las áreas montañosas y remotas a desastres naturales como los deslaves, los cuales se ven agravados por condiciones meteorológicas extremas como las intensas lluvias registradas en la región.