Desde la década de los sesentas el valle de Toluca ha sido sometido a veda en el acuífero. Y para la década de los ochentas, la preocupación sobre el abasto de agua creció. Pero nadie le cerró a la llave.
El acuífero del Alto Lerma está sobreexplotado. En los últimos años, ha escalado al primer lugar en la probabilidad de "fallar" en otorgar la calidad o cantidad de agua que se requiere para la población. Así lo indica un diagnóstico de la Comisión Nacional del Agua.
El consultor José Chedid Abraham señala que el valle de Toluca tiene 70 años que no tiene una nueva fuente de agua. La hora cero para el agua se acerca. En el caso de las aguas superficiales se puede recuperar gracias a un temporal. Pero los mantos freáticos necesitan miles de años para recuperarse. "La sobreexplotación la empezamos hace 70 años con la construcción del Alto Lerma y ya después con todo el desarrollo que se ha dado en el valle de Toluca, pero eso cuando se acabe para que se recupere se requieren varios cientos de años", señala Chedid.
El Día Cero ya estuvo a punto de suceder en abril de 2018 en Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. En el valle de Toluca está muy cerca. Sin lluvias, las aguas superficiales están en riesgo. Pero debajo de nuestros pies ocurre, en silencio, una tragedia semejante.
La pérdida de volúmen del Sistema Cutzamala es una expresión de esa crisis hídrica. También la paulatina desecación de la Laguna de Chignahuapan, que alcanzaba 50 mil hectáreas de las que quedan apenas seis mil.
Los especialistas analizan desde hace años las alternativas para el abasto de agua en la zona metropolitana el valle de México y el valle de Toluca. La preocupación crece en la medida en que al día de hoy las presas del Sistema Cutzamala se encuentran en los niveles históricos más bajos de almacenamiento: apenas 37 por ciento.
Algunos especialistas sugieren el aprovechamiento pleno del agua residual tratada. Hasta ahora, las aguas residuales se desechan. "Hay más de 200 partes del mundo que el agua residual la tratan, la potabilizan y la inyectan a la red", asegura Chedid Abraham.
La propuesta es recuperar las aguas residuales mediante la aplicación de tecnologías para su limpieza total. Además, en el caso del valle de Toluca aprovechar su antigua condición lacustre para crear dos mil 500 hectáreas de lagunas, que además servir para la limpieza natural del agua se convertirían en zonas de atracción económica.
Reaprovechar los humedales, generando un beneficio ambiental, urbano y económico. Los lagos limpios generan plusvalía a una zona urbana como la del valle de Toluca, además de fomentar actividades recreativas y deportivas. Además, se evitaría la sobre explotación del Sistema Cutzamala y hasta los proyectos que analizan traer agua desde Guerrero o Veracruz,