El Arsenal venció de penalti, transformado por Martin Odegaard en el inicio de la segunda parte, resistió después en inferioridad numérica, por la expulsión de Tomiyasu, y salió ganador, merecido, de su visita al Crystal Palace para sostener el ritmo al Brighton y el Manchester City, los únicos dos equipos junto al bloque 'gunner' que han logrado los seis puntos disputados en las dos primeras jornadas del curso.
Cada partido suyo es un ejercicio de posesión y paciencia (este lunes también añadió resistencia cuando se quedó con diez). Como el Nottingham Forest hace una semana, el Crystal Palace también lo aguardó en su territorio.
Se ha ganado tal respeto el bloque entrenado por Mikel Arteta, por todo lo que hizo la pasada temporada, por todo lo que apunta ésta y por todos los recursos que tiene, por más que no disponga ni de Timber o de Gabriel Jesús. Tiene una plantilla más que solvente para cubrir cada baja.
De amarillo fluorescente, con David Raya ya en el banquillo y de nuevo con esa doble función de Thomas, lateral derecho cuando defiende, medio centro cuanto ataca para desplegar a sus compañeros hacia adelante, el conjunto londinense aceptó su rol. El balón es suyo. No hay muchos equipos hoy por hoy capaces de discutir su control de la pelota.
Otra cosa son las ocasiones, tan complejas cuando se encierra el rival, como hizo el otro día el Forest y como hizo este lunes el Palace. No le bastó al primero ni tampoco al segundo, resistente en el primer tiempo, porque Nketiah, el '9' titular en ambos enfrentamientos, remató su primera oportunidad al poste y envió a la nada la segunda, por encima de la portería, y porque el zurdazo de Odegaard lo repelió con agilidad el portero Johnstone.
La volea fuera de Martinelli, complicadísima, desviadísima, completaron las opciones ofensivas hasta el descanso del Arsenal, que también necesitó firmeza defensiva ante los contragolpes de su adversario. De no ser por Saliba, con un cruce prodigioso, podría haber recibido algún daño en su portería en el primer tiempo, aunque fuera un caso puntual.
Pero, realmente, jugar de tal forma ante el Arsenal te deja pendiente de un detalle, de un centímetro, de una individualidad, de la astucia y la calidad que poseen los 'gunners'. O de la estrategia. La puesta en marcha de la falta de Martinelli sorprendió a toda la defensa del Crystal Palace allá por el minuto 51, con Nketiah indetectable en corto a su desmarque y derribado en el área por Johnstone. Penalti. Y gol. Lo transformó Odegaard con maestría.
Hecho el gol, el 0-1, por el Arsenal, recibido el tanto por el Crystal Palace, el bloque local sí jugó a otro fútbol. De pronto, salió hacia un territorio casi inexplorado, el otro campo, demostró más ambición. No se limitó a esperarlo. El marcador exigía el paso adelante. Un rato nada más. Después, el equipo visitante lo rebajó, de nuevo como el dominador del choque, con un tiro de Thomas, con una volea de Havertz...
Y la expulsión de Tomiyasu, con dos amarillas en siete minutos. Del 60 al 67. La segunda aparentemente más que rigurosa, por cortar con un agarrón que casi ni lo fue el avance de un rival. Excesiva. La primera fue por demorar un saque. Incredulo, el lateral tomó el camino al vestuario. Arteta, en el banquillo, con sus ayudantes, ya preparaba el plan para suplir la inferioridad: Gabriel Magalhaes, al campo, por Gabriel Martinelli. Central por extremo.
Entonces reclamó un penalti Eberechi Eze, tras un maniobra dentro del área ante Thomas. El VAR no le dio más recorrido a la acción. No era pena máxima ni para el árbitro ni para los colegiados en la sala de vídeo. Nueve minutos después, Arteta hizo otro movimiento de contención: se fue Nketiah, entró Jorginho, para tener todo bajo control. Aún más, cuando dio entrada a dos defensas más en los instantes finales, cuando más sufría. Y ganó, con susto final en un remate de Mitchell.
Este lunes sin el papel estelar de Bukayo Saka, más apagado, sin apenas ocasión, sin desborde apenas, en su 82 partido consecutivo de la Premier League con el Arsenal. No se ha perdido ninguno en todo este tramo. Un récord del club ya a la altura de Paul Merson, que lo estableció entre febrero de 1995 y febrero de 1997. La próxima jornada lo superará.
Iñaki Dufour // EFE