El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hizo la semana pasada fuertes declaraciones que aumentaron la tensión entre su país y Rusia.
El republicano sugirió la destitución del presidente Vladimir Putin.
Al final de su discurso dijo: "Por el amor de Dios, este hombre no puede seguir en el poder".
"Este discurso, y los comentarios referidos a Rusia, son asombrosos, por usar términos educados", declaró el portavoz de Moscú, Dmitry Peskov. Biden, dijo "no entiende que el mundo no se limita a Estados Unidos y gran parte de Europa". En su discurso ante una multitud de funcionarios y dignatarios del gobierno polaco en el Castillo Real de Varsovia, el presidente de EE.UU. advirtió una vez más que el mundo se encuentra en medio de un conflicto decisivo en nuestra era entre democracias y autocracias.
Prometió que la OTAN defenderá "cada centímetro" del territorio de sus estados miembros. También que brindará un apoyo continuo a Ucrania, aunque señaló que el Ejército estadounidense no se enfrentará a las fuerzas rusas allí.
Fue un discurso de confrontación, aunque mesurado, en línea con el que mantienen desde hace meses las autoridades estadounidenses, comenzando por el secretario de Estado, Antony Blinken.
A pesar de la controversia que provocó el comentario del presidente estadounidense, Biden dijo que no se disculpa: "Estaba expresando la indignación moral que sentí", expresó.