Esta madrugada, la Caravana Migrante partió de Pijijiapan, Chiapas, rumbo al municipio de Arriaga en el mismo estado, a 96 kilómetros de distancia.
Aunque algunas personas adelantaron el camino a pie, el grueso del contingente se quedó a la espera de poder abordar un vehículo que los trasladara a cambio de 50 pesos o de manera gratuita "colgados" en camiones de carga, lo que genera por algunos momentos caos entre la multitud.
En la carretera, centenares de personas esperan por un "aventón", ante la incertidumbre y desesperación algunos se paran frente a los autos, ofrecen dinero o trabajo para poder subirse, sin embargo, policías municipales y federales los dispersan.
Suplican humanidad y solidaridad, argumentan estar muy cansados, cuando los autos los recogen se alegran y llaman a otros para abordar, pero ante el rechazo de algunos automovilistas, vociferarán contra ellos.
Llaman a Dios, suplican su amparo para conseguir un transporte, otros miran sin esperanza cómo avanzan los camiones cargados que no pudieron alcanzar.
La marabunta da prioridad a las mujeres y niños, avientan carreolas y maletas y después suben a lo alto de los transportes de carga atestados.
Los hombres se quedan, cuando uno intenta subir los demás le gritan, le desean la muerte y si lo logra, antes de irse se despide con un saludo burlón.
"Ya no puedo más", le dice una mujer de 40 años a su esposo, él la mira y la convence, ambos quieren tener una casa propia y ayudar a los que dejaron en Guatemala.
Los migrantes consiguieron que un tráiler vacío les abriera las puertas, muchos lograron subir sin importar que el encierro los deje sin oxígeno en el camino, saben que esa puede ser su única posibilidad de llegar.
Los centroamericanos tienen la esperanza de abordar el tren de carga conocido como "la bestia" en Arriaga y con ello, avanzar en el trayecto hacia Estados Unidos, sin embargo, las corridas del tren se han suspendido en otros municipios como Mapastepec ante la amenaza de los migrantes.
Esta es la primera vez que la caravana recorre en un solo día una distancia tan larga, toda vez que, en promedio, avanzan 40 kilómetros por jornada.
Tras su descanso en la plaza Miguel Hidalgo en Pijijiapan, los migrantes dejaron basura, ropa y hasta maletas enteras para aligerar su camino y con ello, dejan lo mínimo indispensable para sobrevivir caminando durante horas bajo temperaturas de hasta 40 grados centígrados.
Las condiciones de precariedad en las que viajan los miles de hondureños, guatemaltecos, nicaragüenses y salvadoreños ha hecho estragos, las filas para ser atendidos por lesiones en los pies, temperaturas, diarrea y choques térmicos fueron inmensas en comparación con otras jornadas el día de ayer durante su estancia en Pijijiapan.