México, con sus más de 100 ríos que agrupan una red hidrográfica de más de 633 mil kilómetros, enfrenta una grave crisis hídrica y ecológica.
El río Lerma, el más extenso del país, es un ejemplo de esta situación: un informe de Greenpeace reveló la presencia de 51 compuestos orgánicos volátiles en sus aguas, muchos de ellos cancerígenos, producto de las descargas de alrededor de 500 empresas.
Ante esta realidad, desde 2017, la asociación civil "H2O Lerma con encanto" ha liderado un proyecto que busca sanear las aguas del río mediante la utilización de cascarones de huevo como un medio de filtración natural y efectivo.
El cascarón de huevo, a primera vista, puede parecer un material poco convencional para la limpieza de aguas contaminadas.
Sin embargo, su estructura porosa ofrece una superficie ideal para atrapar los contaminantes presentes en el agua. Los pequeños orificios en los cascarones actúan como trampas, atrapando los contaminantes mientras el agua pasa a través de ellos.
Además de su estructura porosa, el cascarón de huevo posee cargas eléctricas que actúan como imanes, atrayendo metales pesados y materia orgánica presentes en el agua.
Al ser colocados estratégicamente en zanjas o áreas de flujo de agua, los cascarones funcionan como barreras que capturan los contaminantes, permitiendo que el agua fluya limpia y purificada con resultados ya comprobados en más de 10 plantas de tratamiento a lo largo del Estado
La implementación de esta técnica de saneamiento a pequeña escala ha demostrado resultados prometedores. Sin embargo, el verdadero potencial de esta solución radica en su capacidad para expandirse a gran escala.
Con la crisis hídrica y ecológica que enfrenta el país, el uso del cascarón de huevo en la limpieza de aguas representa una alternativa sustentable y efectiva.