Manchester City y Liverpool empataron (2-2) y la Premier League sigue viva, con Pep Guardiola un punto por encima de Jürgen Klopp y siete jornadas por delante para que el entrenador español retenga el título o para que el alemán le quite la corona.
El clásico de los últimos cuatro años, el sucesor del Real Madrid-Barcelona como el mejor encuentro, no decepcionó desde que empezó a rodar la pelota, pero, pese a vislumbrar un City abrumador, superior y dueño de los 90 minutos, el Liverpool salió vivo. Y con él, la Premier.
Sin tiempo ni para coger aliento, el City enseñó músculo. Raheem Sterling erró un mano a mano delante de Alisson. Gabriel Jesús le sirvió la pelota perfecta, pero al inglés se le hizo de noche delante del portero.
Un fallo del que no hubo tiempo ni para pensar en él. Segundos después, Kevin de Bruyne cogió la pelota en tres cuartos, regateó a Fabinho y remató, con la fortuna de que tocó en Matip y el balón superó a Alisson.
El City golpeó primero con un ritmo aplastante, pero la ventaja le duró siete minutos. Con Thiago descongestionando balones en el medio, Andy Robertson cruzó la bola al área, Alexander-Arnold la acomodó y Diogo Jota empató el partido.
El Liverpool pareció listo para la batalla, pero tras un 'infarto' que provocó Ederson, jugueteando con el balón en la línea de gol, el City fue el que gobernó. La presión de los celestes era insoportable para el equipo de Klopp, que estaba completamente descolocado en defensa. Rondaron los de Guardiola el segundo con un remate a la media vuelta de De Bruyne que rozó un poste y con un disparo de Cancelo al lateral de la red.
Tuvo que ser el lateral portugués, en su faceta de pasador, el que generase el 2-1 con un centro a la espalda de la defensa en el que Alexander-Arnold perdió la marca de Gabriel Jesús. El brasileño entró solo en el segundo palo y levantó la pelota por encima de Alisson.
El City tenía una marcha más, estaba despiezando al Liverpool, un equipo que llevaba diez victorias seguidas hasta este sábado. Un equipo que no necesita nada para marcar. Pitó el árbitro el inicio de la segunda parte y a los 50 segundos Salah vio un hueco entre los centrales y filtró la pelota para que Mané definiera delante de Ederson.
Al City le cogía desprevenido este tanto, esperando que el partido se tornarse, desde el 2-1, en goleada, como ocurrió en 2021 (1-4) y 2020 (4-0). El gol de Mané sirvió como advertencia. El City era mejor, pero con poco los 'Reds' podían saltar la banca.
Con el paso de los minutos, el City vio que el empate no era malo y le permitía guardar la ventaja de un punto y que la liga se decidiera por terceros. Pudo acercarse a ella mucho más, en un gol de Sterling que invalidó el VAR, en una falta a un palo de Mahrez en el tiempo añadido y en una vaselina del argelino en el último segundo, pero el 2-2 fue definitivo. EFE