Cuando el amor de una madre se transforma en lucha, no hay nada ni nadie que lo detenga. María Elena de la Fuente y María de la Luz López Castruita son un claro ejemplo.
Elenita, como le llaman de cariño, es fundadora del grupo Madres Poderosas, que integran las mamás de víctimas de feminicidio. Lucy, es fundadora del colectivo Voz que clama justicia, conformado por familiares de personas desaparecidas.
Desde el feminicidio de su hija Cecilia Eguía, ocurrido el 5 de octubre de 2014, el amor de Elenita se transformó en acciones que jamás hubiera imaginado hacer: revisión de leyes, reglamentos, marchas, plantones, entre otras cosas, lo que desembocó en la sentencia de 50 años de prisión del feminicida, Édgar Contreras.
"El pedir justicia es algo que está dentro de todas las mamás que hemos perdido algún hijo (...) nosotros sabemos que no nos van a devolver a nuestras hijas, ni aunque le den cadena perpetua, pero es un descanso el saber que está tras la reja, así que se haga responsable de lo que del hecho que hizo", dijo Elena.
Lucy busca a su hija Claribel Lamas, desaparecida el 13 de agosto de 2008 en Torreón. Desde entonces no ha tenido sosiego. Bien puede andar en México, Saltillo, Guadalajara, en Guerrero, buscando en el campo, en los Ceresos, con voz que clama justicia. Va a donde puedan darle información que le ayude a dar con el paradero de su hija.
"Sabemos que si nosotros no los buscamos a nuestros hijos, no nos los van a buscar entonces el amor es el que nos mueve los buscamos por amor, tenemos una consigna que dice que porque los buscamos porque los amamos entonces eso es lo que hacemos buscarlos hasta debajo de las piedras", comentó Lucy.
Desde que sus hijas no están, para ellas el Día de las Madres cobró un significado diferente, ya no es de fiesta, ya no es algarabía, ahora son recuerdos y lucha.
"Desde que falleció Ceci hasta ahorita es festejar el 10 de mayo en la iglesia, en donde ella está depositada es la celebración ahí con ella es escuchar misa, es comulgar es pedirle a Dios que le dé chance de vez en cuando de venir a ver a sus hijos", comentó Elena.
"Significa este dolor porque veo las cosas de mi hija y todavía lo último que ya me regaló y es lo que me hace me motiva y me hace fuerte y me hace seguir viva. Estoy obligada a estar viva para poder continuar con la lucha", finalizó Lucy.