El caos, el pánico y el desconcierto llenaron este sábado las calles de un centro comercial al aire libre en Allen, Texas, en el que un hombre mató al menos a ocho personas antes de ser reducido por un policía que atendía otra emergencia en la zona.
"Nunca sabremos cuántas vidas salvaron las acciones rápidas de las fuerzas de seguridad. Lo que sí sabemos es que tenemos una deuda de gratitud con ellos por actuar rápidamente y neutralizar (al atacante)", apuntaba el sábado por la noche en una rueda de prensa el congresista republicano por Texas, Jeff Leach.
Un día después del último tiroteo masivo producido en Estados Unidos, todavía se desconoce la identidad del atacante y las motivaciones que lo llevaron a conducir hasta un centro comercial y disparar indiscriminadamente a la gente que se encontraba comprando.
Al menos ocho personas murieron, entre ellas un niño de 5 años, y 7 más resultaron heridas, varias de ellas de gravedad.
Tampoco se sabe cuántos minutos estuvo disparando en el Allen Premium Outlets, abarrotado de gente en un sábado por la tarde.
Lo que sí se sabe es que centenares de personas estaban en comprando cuando oyeron los disparos. Muchos evacuaron el centro cuando llegó la policía, con las manos en la nuca, mientras que otros pasaron horas escondidos en las tiendas, esperando a que la policía fuera a buscarlos.
Aunque el atacante murió poco después de empezar a disparar, el pánico se extendió durante horas en el establecimiento y llegó incluso a hablarse de la posible existencia de otra persona que disparaba, información que finalmente fue desmentida.
Según Brian Harvey, jefe de la Policía de Allen, el autor del tiroteo fue reducido por un policía local que escuchó los disparos y que se encontraba en la zona atendiendo otra emergencia no relacionada.
"Escuchó disparos, localizó al tirador, lo neutralizó y con ello neutralizó la amenaza. Creemos en este punto que el tirador actuó solo", apuntó anoche Harvey.
Medios de comunicación como la CNN publican este domingo una fotografía del presunto autor de la matanza, en la que aparece vestido con un chaleco antibalas, cargando munición, y junto a su cuerpo un arma larga que podría ser un rifle AR-15 (los más populares).
Según un funcionario de la Casa Blanca, el presidente estadounidense, Joe Biden, está recibiendo información sobre el suceso y la Casa Blanca está "monitoreando de cerca la situación" y está "en contacto con las fuerzas del orden y los funcionarios locales para ofrecer apoyo".
Jonathan Boyd, jefe de bomberos de Allen, explicó el sábado por la noche que tras la llamada de emergencia acudieron a la zona y trasladaron a nueve personas al hospital, dos de las cuales fallecieron poco después.
Tres de los heridos estaban anoche en situación crítica y cuatro estables. Siete de los fallecidos murieron en el mismo centro comercial.
Según el portal de noticias BNO, el hombre llegó en automóvil, se detuvo en una tienda perteneciente a la cadena H&M, salió de su vehículo e inmediatamente abrió fuego indiscriminadamente contra las personas que se encontraban comprando.
Tras lo sucedido, el gobernador de Texas, Greg Abbott, emitió una declaración en la que explicó que está en contacto con el alcalde del municipio y le ha ofrecido "todo el apoyo del estado", "la asistencia y los recursos necesarios".
"Nuestros corazones están con la gente de Allen, Texas, esta noche durante esta tragedia indescriptible", dijo el sábado el republicano.
Estados Unidos ha sufrido al menos 199 tiroteos masivos en lo que va de año, según la organización Gun Violence Archive, que define los tiroteos masivos como aquellos en los que mueren cuatro o más personas, sin incluir al perpetrador del ataque. {
EFE