Un análisis realizado por la agencia de noticias EFE respecto a las cartillas de racionamiento del municipio capitalino de Playa, Cuba, que datan desde 1995, da cuenta de la caída en picada de la oferta de alimentos subvencionados.
Según destacan, los cambios en las raciones desde que se instauró el sistema de abastecimiento normado hace 60 años ha sido notable, especialmente en las cantidades de ciertos artículos de primera necesidad que han caído de forma drástica.
Millones de personas se verán afectadas la decisión del Gobierno de acabar con el subsidio universal de la libreta para comenzar a subvencionar a personas consideradas "vulnerables", como una medida de choque para hacer frente a una crisis económica que no cede.
En los últimos 20 años, las raciones que más han disminuido han sido el café y el azúcar, ambos de producción nacional.
Lo mismo ocurre con el azúcar, tan vital para el cubano como el pan para un español o la tortilla para un mexicano.
En el caso del refinado, la media mensual en 1996 fue de 2,5 libras (1,1 kilos), en 2003 fueron 3,6 (1,6 kg) y en 2023 bajó a 1,7 libras (0,7 kg).
Entender los cambios en las raciones es como buscar una aguja en un pajar. Varía de forma anárquica entre una bodega (tiendas en donde se ofertan los artículos subvencionados) y otra.
El café pasó de un promedio mensual de 2,2 onzas (62 gramos) en 1996, en medio de la gran crisis por la caída del bloque soviético -conocida en Cuba como el periodo especial-, para subir a las 7,3 (207 gramos) en 2003 y caer este 2023 a las 0,7 onzas (20 gramos, es decir, 90 % menos en las últimas dos décadas).
También depende de la disponibilidad por mes en un país que importa el 80 % de lo que consume y que está sumido en una profunda crisis económica desde hace tres años.
Por ejemplo, en una libreta analizada de 2020, el pollo y el pescado se consiguieron prácticamente en todos los meses. Mientras que en otra de 2023 hubo ocasiones como en febrero o mayo en el que no fue así.
El Gobierno cubano anunció este miércoles para 2024 uno de sus mayores planes de ajuste macroeconómico en décadas, con subidas en los precios de la energía y el fin de los subsidios universales de alimentos básicos.
El primer ministro cubano, Manuel Marrero, explicó en la Asamblea Nacional (parlamento unicameral) que el objetivo es "no dejar nadie desamparado", reconociendo tácitamente el incremento de las desigualdades en el país socialista.