Esta mañana, hombres armados dispararon y asesinaron a la periodista y activista Malalai Maiwand y a su chofer en Jalalabad", cuando se dirigían a las oficinas de la cadena de televisión privada Enekaas, para la que trabajaban. El grupo yihadista Estado Islámico se reivindicó el ataque.
Su madre, también activista, murió por disparos de hombres desconocidos hace cinco años.
Los ataques contra periodistas, políticos, religiosos y activistas de derechos humanos han aumentado en los últimos meses, a pesar de las conversaciones de paz en curso en Doha entre el gobierno afgano y los talibanes.
¿Quién tiene un problema con las mujeres en la sociedad afgana", se preguntó Fatima Murchal, portavoz adjunta del presidente Ashraf Ghani. "Estos cobardes culpables no serán perdonados", advirtió en Twitter.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, condenó el asesinato de la periodista y su conductor y pidió a las autoridades una investigación del ataque "terrorista".
"Los ataques a nuestros periodistas son un crimen inhumano e imperdonable", dijo Ghani en una declaración en la que prometió que el Gobierno hará todo lo posible por "proteger" y "promover" la libertad de expresión y la libertad de prensa.
Aliyas Dayee, de 33 años, que trabajaba para Radio Liberty, murió el 12 de noviembre en la explosión de una bomba colocada debajo de su coche en Lashkar Gah (sur).
Había sido amenazado por los talibanes por la cobertura de sus operaciones.
El 7 de noviembre, Yama Siawash, un expresentador de televisión, también fue asesinado en Kabul.