El agua es un elemento abundante en el planeta sin embargo, aquella que el ser humano puede utilizar es inferior al 10 por ciento del agua total disponible.
Ante esto, el vital líquido es el recurso más valioso del que dispone la humanidad y la escasez de este elemento es sinónimo de conflictos y desigualdad.
Debido al crecimiento continuo de las urbes en nuestro país el estrés hídrico se ha agravado, por lo que el valor del agua incrementa, tanto en costo monetario como en valor simbólico.
El acceso al agua durante la emergencia sanitaria ha sido fundamental para establecer un plan de higiene, sin embargo esta gran demanda ha provocado la sobreexplotación de las fuentes de agua como pozos, mantos acuíferos, y presas, que sumado a las pocas lluvias, ha desembocado en un déficit del suministro para la población.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua, la infraestructura hidráulica es insuficiente para ser distribuida al total de la población en el país, estados y municipios, por lo que el mantenimiento de la misma es fundamental para lograr un menor desperdicio y por lo tanto, mayor alcance del vital líquido en los hogares y centros de trabajo.
De acuerdo con la CONAGUA, México se encuentra entre los países con menor acceso al vital líquido per cápita, sin embargo la distribución de este recurso es destinada principalmente a la agricultura, industria, minería y uso humano.
La Secretaría del Medio Ambiente ha reconocido que existe una mala distribución del recurso en nuestro país, principalmente por la falta de una infraestructura hidráulica adecuada, por lo que uno de los objetivos a corto plazo es mejorar la gestión hídrica partiendo desde la federación, siguiendo con los estados y municipios.