El Valle de Toluca, como muchas otras áreas urbanas, ha experimentado un rápido crecimiento y desarrollo en los últimos años. Sin embargo, este progreso también ha traído consigo un aumento en las fuentes de ruido, desde el tráfico vehicular hasta actividades industriales y comerciales.
Esta cacofonía constante ha convertido al Valle en una víctima de la contaminación auditiva, afectando la calidad de vida de quienes residen en la zona.
La contaminación auditiva no solo es un asunto que afecta a los seres humanos; también tiene un impacto directo en el entorno natural.
La fauna local, acostumbrada a patrones sonoros naturales, se ve afectada por el ruido constante, alterando sus comportamientos naturales, rutas de migración y procesos reproductivos.
Problemas de sueño, estrés crónico, trastornos de ansiedad e incluso problemas cardiovasculares son algunos de los efectos negativos asociados con la exposición prolongada al ruido urbano. Estos problemas de salud pueden tener un impacto a largo plazo, afectando la calidad de vida y generando costos adicionales en el sistema de salud