El Valle de Toluca, con una población de más de 2 millones de habitantes, se ha convertido en la quinta ciudad más grande de México. Sin embargo, a pesar de su crecimiento exponencial en las últimas décadas, su sistema de transporte público se ha mantenido rezagado, con un modelo que no ha cambiado desde 1980.
El actual sistema de transporte público, basado en autobuses y taxis colectivos, se ha vuelto ineficiente e insuficiente para atender las necesidades de la población. Las unidades son viejas, contaminantes y con frecuencia no cumplen con las rutas ni horarios establecidos. Además, el tráfico vehicular congestionado aumenta el tiempo de traslado y genera mayor contaminación.
Situación que contrasta con ciudades como Guadalajara, Puebla o Pachuca, que han implementado sistemas de transporte como el metrobús o el metro, con resultados positivos en la movilidad urbana.
En 2007, el gobierno estatal anunció la implementación de un sistema de transporte articulado similar al Metrobús en el Valle de Toluca. El proyecto, con una inversión estimada de mil millones de pesos, prometía modernizar la avenida Las Torres y conectar los municipios de Lerma y Zinacantepec. Sin embargo, el proyecto nunca se concretó y se convirtió en un fantasma para la población.
En 2023, el ex alcalde de Toluca, Raymundo Martínez Carbajal, mencionó que no existen planes a corto o largo plazo para implementar un sistema de transporte articulado, argumentando la falta de presupuesto y condiciones para su desarrollo.
La deficiencia del transporte público en el Valle de Toluca tiene un impacto significativo en la calidad de vida de sus habitantes.
Largos tiempos de traslado, la sobrecarga de pasajeros, la falta de seguridad y la contaminación ambiental son solo algunos de los problemas que enfrentan diariamente los usuarios.
La necesidad de un transporte articulado es urgente, no solo para mejorar la movilidad y la calidad de vida de la población, sino también para combatir la grave crisis ambiental que aqueja al valle.