Los estibadores de la costa este de Estados Unidos y del golfo de México, representados por el sindicato International Longshoremen's Association (ILA), han alcanzado un acuerdo preliminar con la patronal de navieros USMX que pone fin a su huelga. Este acuerdo, anunciado en un comunicado por la ILA, incluye un aumento salarial y la extensión del Contrato Maestro hasta el 15 de enero de 2025.
Los trabajadores han logrado un aumento salarial del 62 %, aunque esto está por debajo del 77 % que solicitaban para los próximos seis años. Sin embargo, el incremento acordado es superior al 50 % que la patronal había ofrecido inicialmente. Con la firma del acuerdo, todas las acciones laborales cesarán de inmediato y se reanudará el trabajo en los puertos afectados.
Alrededor de 45,000 estibadores iniciaron la huelga el martes para presionar a la patronal a que llegara a un acuerdo. Este movimiento es significativo, ya que es la primera vez desde 1977 que Estados Unidos enfrenta un parón en sus puertos, afectando a 36 terminales estratégicas como las de Elizabeth/Newark, Baltimore, Savannah, Houston, Nueva Orleans y Miami. Estos puertos manejan entre el 43 y el 49 % del comercio marítimo del país.
El impacto económico de la huelga ha sido considerable. La firma financiera JP Morgan estimó que cada día de parón podría generar pérdidas de alrededor de 5,000 millones de dólares. En particular, el cierre del puerto de Houston, el más importante del golfo de México, podría acarrear pérdidas diarias de 100 millones de dólares en importaciones y exportaciones, según la Corporación Mitre.
A pesar de las preocupaciones sobre el impacto inmediato en la economía y los precios, el Gobierno estadounidense había descartado que la huelga tuviera consecuencias a corto plazo. Sin embargo, sectores como bienes de consumo, automoción, energía y productos agrícolas podrían haber sufrido más en caso de que el parón se prolongara.
El presidente Joe Biden se mostró en favor de los estibadores durante este conflicto laboral. Aunque descartó la posibilidad de aplicar la ley Taft-Hartley, que le permitiría forzar el regreso al trabajo, instó a la patronal a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores.
Con este nuevo acuerdo, se espera que la normalidad regrese a los puertos estadounidenses, beneficiando tanto a los trabajadores como a la economía del país.