Los familiares de Erik y Lyle Menéndez, condenados a cadena perpetua por el asesinato de sus padres en 1989, realizaron una conferencia de prensa en Los Ángeles donde solicitaron su excarcelación. Los hermanos, quienes afirmaron haber sido víctimas de abusos por parte de su padre, están cumpliendo su condena desde 1996, cuando fueron declarados culpables de asesinato premeditado.
Durante la conferencia, varios miembros de la familia expresaron que la opinión pública en ese entonces "humillo" a los hermanos, y afirmaron que el jurado no estaba preparado para comprender que hombres jóvenes también podían ser víctimas de abuso sexual. Joan Andersen VanderMolen, tía de los Menéndez, dijo que las acciones de los hermanos fueron una "respuesta desesperada" a la "crueldad indescriptible" de su padre.
La petición de excarcelación se produce a menos de dos semanas de que el fiscal del condado de Los Ángeles anunciara la revisión de nuevas evidencias en el caso. Lyle, de 21 años en ese momento, y Erik, de 18, admitieron haber asesinado a sus padres, argumentando que temían por sus vidas debido al abuso constante que sufrían. Según los familiares, la narrativa sobre el abuso que presentaron durante el juicio fue ignorada.
Ana María Baralt, sobrina de José Menéndez, comentó que si el caso se hubiera juzgado hoy, probablemente tendrían un veredicto muy diferente, dado el mayor entendimiento sobre el abuso y el trastorno de estrés postraumático. Al concluir la conferencia, los familiares se dirigieron a la oficina del fiscal del distrito para discutir el futuro de los hermanos.
George Gascón, el actual fiscal, declaró que si bien no hay duda de que los hermanos cometieron los asesinatos, revisarán si el caso merece una nueva sentencia. La audiencia para considerar estas evidencias está programada para el 26 de noviembre.
Sin embargo, no todos los miembros de la familia están de acuerdo con la liberación de los Menéndez. Milton Andersen, hermano de Kitty Menéndez, opina que la sentencia debe permanecer como está. Él sostiene que los hermanos actuaron por codicia, ya que se enteraron de que serían excluidos del testamento familiar.
La discusión sobre el caso ha resurgido recientemente tras el lanzamiento de una serie de Netflix que explora la historia de los hermanos. Sus abogados esperan que la revisión de pruebas y la creciente comprensión de la violencia sexual lleven a su liberación antes del próximo Día de Acción de Gracias, lo que permitiría a Joan Andersen VanderMolen, de 92 años, celebrar con ellos en casa.