Cientos de cadáveres en descomposición de las víctimas del terremoto y el tsunami del viernes pasado en la provincia indonesia de Sulawesi Central comenzaron hoy a ser enterrados en fosas comunes, para evitar riesgos de enfermedades entre los sobrevivientes.
Cuatro días después del terremoto de magnitud 7.5 y el posterior tsunami que azotó las ciudades de Donggala y Palu, capital de Sulawesi Central, con olas de hasta seis metros de altura, las autoridades luchan por lidiar con las consecuencias del desastre.
Los rescatistas siguen buscando posibles sobrevivientes entre las ruinas de decenas de edificios destruidos, mientras voluntarios cavaron una fosa de unos 100 metros en Poboya, en las colinas sobre la devastada ciudad costera de Palu, para enterrar los cuerpos.
Con las instrucciones de prepararse para recibir hasta mil 300 víctimas, los voluntarios comenzaron a introducir a la fosa decenas de cuerpos, para evitar cualquier brote de enfermedades, informó la agencia estatal Antara.
"La mayoría de los cadáveres han empezado a pudrirse, por lo que los vamos a enterrar en fosas comunes lo más rápido posible para evitar que presenten un riesgo de enfermedades epidémicas", dijo el portavoz de la Policía Nacional, general de brigada Dedi Prasetyo.
Los rescatistas han estado trabajando arduamente para evacuar a los sobrevivientes y sacar un gran número de cuerpos de los escombros de edificios dañados y destruidos en las zonas más afectadas, dijo.
Al mismo tiempo, agregó, la Policía y el personal militar fueron enviados para salvaguardar varias estaciones de servicio de combustible y supermercados alrededor de Palu con el fin de evitar saqueos, como los registrados el fin de semana.
Dedi Prasetyo admitió que varios residentes todavía saquearon esta mañana varios minimercados para obtener alimentos, debido a que los suministros de ayuda de emergencia aún no se han distribuido a todas las áreas afectadas por el desastre.
El presidente de la Cruz Roja Indonesia (PMI), Jusuf Kalla, denunció que el daño causado a la infraestructura ha obstaculizado la distribución de alimentos y medicamentos a unas 16 mil 732 personas que fueron enviadas a campamentos en Palu y Donggala, y los distritos de Sigi y Parigi Moutong.
Pese a la declaratoria de emergencia, el gobierno de Indonesia reiteró que no solicitará ayuda internacional para hacer frente al impacto devastador del terremoto y tsunami en Sulawesi Central, pero aceptará la oferta de asistencia logística y apoyo humanitario.
"Anoche, el presidente le dijo al ministro de Relaciones Exteriores que Indonesia aceptará la ayuda tanto como sea necesaria. El gobierno no solicitará ayuda internacional, pero estamos abiertos al apoyo de la comunidad internacional", dijo Sutopo Purwo Nugroho, portavoz de la Agencia Nacional de Mitigación de Desastres (BNPB).
En declaraciones a la prensa, el funcionario explicó que la ayuda internacional se limita al servicio de transporte aéreo con aviones que podrían aterrizar en una pista de dos mil metros, tiendas de campaña para refugiados, equipos de procesamiento de agua y paramédicos.
"Cuando el tsunami afectó a Aceh no contábamos con un sistema, experiencia y regulación" de la asistencia que llegó de muchos países, recordó en referencia al terremoto y tsunami del 26 de diciembre de 2004, que dejó 168 mil muertos en Indonesia.
Varios países, como Australia, Tailandia y China han ofrecido a Yakarta ayuda y suministros, mientras que la Unión Europea (UE) anunció 1.5 millones de euros (1.74 millones de dólares) en ayuda financiera inmediata para los afectados.
Indonesia, hogar de 260 millones de personas, es una de las naciones más propensas a los desastres del mundo, ya que se ubica en el llamado "Anillo de Fuego" del Pacífico, donde chocan las placas tectónicas, provocando actividad sísmica y volcánica frecuente.