El Papa Francisco inició hoy una serie de encuentros privados con cinco sacerdotes y dos fieles víctimas de abusos sexuales de clérigos en Chile, como parte de un plan más amplio para enfrentar la peor crisis interna que afronta la Iglesia en ese país.
De acuerdo a la sala de prensa del Vaticano, la ronda de diálogos comenzó con una misa que dedicó Francisco a todo el grupo, del cual forman parte además dos sacerdotes que no fueron víctimas, pero que se han dedicado a acompañar espiritual y jurídicamente a quienes sí lo fueron.
La celebración tuvo lugar en la capilla de la residencia papal, la Casa Santa Marta, donde todos los participantes en estas conversaciones se encuentran hospedados.
"El objetivo de esta reunión convocada por el Papa Francisco es profundizar en la realidad vivida por una parte de los fieles y del clero chileno", explicó una nota oficial.
"Con la ayuda de estos cinco sacerdotes, el Papa busca poner remedio a la ruptura interna de la comunidad. Así se podrá empezar a reconstruir una relación sana entre los fieles y sus pastores, una vez que todos tomen conciencia de sus propias heridas", añadió.
El escrito se refiere a cinco sacerdotes, porque ellos forman el núcleo central de asistentes que fueron víctimas de los abusos de poder, de conciencia y sexuales cometidos por el otrora poderoso clérigo chileno, Fernando Karadima, hallado en 2011 culpable de estos delitos en los tribunales eclesiásticos.
"Vengo con mucha esperanza para poder dialogar, junto con los demás sacerdotes y el santo padre, lo que queremos es aportar y el Papa quiere escuchar. Eso es ya muy importante", aseguró Francisco Javier Astaburuaga Ossa, uno de los sacerdotes que acompaña víctimas.
"(El Papa) asume la dificultad de los problemas que hay, pero nos invita a todos a ser corresponsables en la solución de los problemas", añadió, en declaraciones a un grupo de periodistas a su llegada al Vaticano.
Precisó que, entre los temas a conversar con el pontífice, se incluirán a las complicidades y a los encubrimientos de los abusos al interior de la Iglesia chilena.
Astaburuaga acompañó durante 20 años a Juan Carlos Cruz, una de las tras víctimas de Karadima que fueron recibidas, también en Santa Marta, por Francisco a inicios del mes de mayo. Aseguró que, en todo este tiempo, nunca perdió la esperanza de llegar con la verdad hasta el Papa.
"Dios siempre nos sorprende, eso es lo maravilloso de la fe. ¡En tres meses cambió la historia! Hace 20 años jamás me hubiese imaginado que hoy día iba a poder estar conversando con el santo padre cara a cara", siguió.
El clérigo descartó que él o sus acompañantes puedan "aconsejar al Papa", precisó que su único objetivo es hablar y ser escuchado, expresar la propia experiencia en encuentros privados que calificó, además, de "privilegiados".
"Siempre después de la experiencia de cruz viene la resurrección, y creo que el santo padre está llevando adelante gestos muy manifiestos que son una invitación a resucitar, a asumir el conflicto, mirarlo de frente pero también animarlos a la fe", dijo.
"Yo creo que de esta situación compleja seguramente vamos a salir renovados en la fe, eso quisiera decirle a los católicos en Chile, que abramos el corazón a esta esperanza y que los conflictos no sean motivo de desesperanza, valga la redundancia", añadió.
A finales de abril, el líder católico recibió en su misma residencia a Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, las tres víctimas más famosas de Karadima y quienes hicieron explotar el escándalo en el año 2010.
Luego, del 15 al 17 de mayo, Francisco se reunió en privado con la totalidad de los obispos chilenos en activo para analizar a fondo la crisis. Al final de cuatro encuentros, los 34 prelados presentaron en bloque sus renuncias, poniendo en manos del pontífice su futuro.
En las próximas semanas, el Papa decidirá si acepta cada una de estas dimisiones e impulsará, como él mismo anunció, medidas de corto, mediano y largo plazo para recuperar la unidad y la credibilidad perdidas.