Por: Leticia Alcántara
La moda está por todos lados desde las prestigiosas tiendas hasta pequeños locales en tianguis y mercado. Diseños, colores y texturas están a la mano de nuestros gustos, deseos y necesidades.
Rosalinda Hernández, exconsumidora de moda y asesora de imagen, sabe de la pasión por consumir prendas de vestir, "llegué a tener una etapa en la que cada día de la semana llegaba al menos una paquetería o por ejemplo eran 10 bolsas de todas las tiendas que yo iba".
Pero la producción acelerada de estos productos se ha convertido en la segunda fuente de contaminación más importante del mundo, después de la producción de los derivados del petróleo.
Cada año la industria de la moda en el planeta produce y consume cerca de 100 mil millones de prendas de vestir, al mismo tiempo desecha 92 millones.
Producción y consumo ha crecido 500% en los últimos 20 años, impulsada por el "fast fashion" y "ultra fashion", tendencias de algunas marcas, la cual se caracteriza por la producción rápida de prendas a bajo costo con el objetivo de satisfacer una demanda constante.
"Al final te empiezan a crear una necesidad, sí, ya vas a la moda 6 meses pero ¿qué pasa? luego son tres meses ya después de un mes y luego ya es cada semana".
Gema Gómez de Pablo, fundadora Slow Fashion Next, señala "si ese modelo fast fashion incluyera esos costes externalizados, por ejemplo de sueldos y de ríos que contaminan, y los incluyeran en sus gastos, el precio de esos productos sería más alto".
Los consumidores adquieren cada año 60% más de ropa y las prendas duran la mitad del tiempo.
La base de esta moda rápida es un aumento en el uso de fibras sintéticas, es decir, llevamos puestos plásticos tratados con miles de sustancias químicas dañinas para la salud y el medio ambiente.
Ni el reciclaje, ni la venta de segunda mano pueden mitigar esta situación. Sólo el 13% de las prendas se reciclan, 87% van a basureros donde se descomponen y por proceso de lixiviación, emanan gases tóxicos de efecto invernadero.
En otros casos son quemadas, lo que conlleva emisión de gases tóxicos a la atmósfera, un golpe más al ambiente porque el sector textil es responsable del 10 % de las emisiones globales de bióxido de carbono. 20 mil empresas textileras en México participan en esta huella.
Omar Arellano, académico de la Facultad de Ciencias de la UNAM, asegura, "nosotos hemos podido evidenciar en los estudios que hemos estado haciendo en el centro del país, donde hay muchas empresas textileras transnacionales y nacionales en donde los residuos que se generan en la producción textil principalmente tintas y pigmentos son descargados en los ríos".