Londres finiquita este domingo los preparativos para dar mañana el último adiós a la reina Isabel II en un funeral de Estado que se prevé como uno de los eventos más multitudinarios que ha vivido este país en las últimas décadas.
Con numerosas calles cortadas al público en el centro de la capital británica y una visible presencia policial en casi cualquier esquina, Londres da hoy los últimos pormenores para dar paso a la histórica ceremonia de mañana en la Abadía de Westminster.
En la víspera de las exequias, todavía hoy riadas de ciudadanos venidos de diferentes puntos del país aguardaban pacientemente su turno para presentar sus respetos ante el féretro de la reina, todo envuelto en "un ambiente de respeto y amigable, fantástico", según describió a Efe una de esas personas.
Desde que el pasado miércoles se abriera al público la capilla ardiente en el interior de la abadía, centenares de miles de personas han aguardado horas o han hecho noche a la intemperie para rendir tributo, bien con una inclinación de cabeza o santiguándose ante el catafalco.
Según el programa elaborado desde el palacio de Buckingham, se permitirá a los ciudadanos acercarse al féretro hasta las 5.30 GMT de mañana lunes.