El recorrido de los más de cuatro mil ciudadanos centroamericanos que partieron de San Pedro Sula con rumbo a la frontera de Estados Unidos se vio impulsado desde el inicio por la violencia.
Con mochilas que en su interior llevan algunas prendas de vestir y botellas de agua , niños en brazos y consignas en mano que invitan a la unión y a la no discriminación, migrantes provenientes de Honduras, El Salvador y Guatemala, intentan dejar atrás la violencia, pobreza y realidad política de sus países. Buscan huir de los 12 mil 230 homicidios registrados en el último año.
Sin embargo la misma violencia que los impulsa a desplazarse a otro lugar fue la utilizada para ingresar a la frontera entre México y Centroamérica, pues ante la llegada de la multitud centroamericana autoridades mexicanas contuvieron la caravana para impedir el ingreso no controlado y regulado por las políticas migratorias, esfuerzo que derivó en una confrontación entre elementos de la policía y ciudadanos sureños.
Estados Unidos no es la única barrera que deben atravesar
Donald Trump ejerce una presión política sobre los países de Centroamérica y México. Para Sudamérica el ingreso de sus ciudadanos puede representar una detención en el apoyo económico que reciben por parte de Estados Unidos, mientras que para México podría significar un riesgo para el tratado de libre comercio aún en proceso de aprobación entre Estados Unidos, México y Canadá.
La caravana debe recorrer alrededor de 20 kilómetros antes de llegar a la frontera con Chiapas. Una vez al interior del territorio mexicano, los migrantes se trasladan a pie y a bordo de camiones rentados y un atemorizante tren, conocido más por el transporte de inmigrantes y las violaciones, asaltos y homicidios que allí se cometen que por ser un pasante de mercancías.
Algunos estados donde este fenómeno migratorio marca su paso son Oaxaca, Veracruz, Puebla, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Tamaulipas y Baja California.
Las caravanas migratorias se organizan desde el año 2008, principalmente por habitantes de Honduras, Guatemala y El Salvador. Surgen como un fenómeno impulsor de los derechos humanos y como una respuesta ante la oleada de violencia de dichos países.
13 homicidios marcan la brecha entre México y Centroamérica
El destino de la caravana migrante es Estados Unidos, no obstante algunos de los integrantes expresaron la intención de buscar asilo en México y realizaron las peticiones correspondientes.
La violencia es señalada como el elemento que determina la decisión de abandonar sus países de origen. Honduras, El Salvador y Guatemala cuentan con una población en conjunto de 32 millones 553 mil habitantes. En 2017 se registraron 12 mil 230 homicidios, es decir 37 muertes violentas por cada 100 mil habitantes.
Para México la violencia no es indiferente. En México cuya población asciende a los 129 millones, 31 mil 174 personas fueron asesinadas en el mismo periodo de tiempo, 24 muertes cada 100 mil habitantes; una brecha que es superada por 13 homicidios por los países del triángulo.
Para entender el índice de violencia de la región sureña, podríamos partir de que si Guatemala, El Salvador y Honduras tuvieran la misma densidad demográfica de México ocurrirían anualmente 48 mil 430 homicidios.
México y Estados Unidos resguardan a tres millones de centroamericanos
De acuerdo al Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos, el triángulo, como se le conoce a la unión entre Guatemala, El Salvador y Honduras realizó al menos 25 mil 751 peticiones de asilo en 2017, de las cuales sólo el 13% se aprobaron, es decir, que sólo tres mil 482 centroamericanos ingresaron a Estados Unidos.
En 35 años, la población de inmigrantes centroamericanos creció un 956 por ciento, al pasar de 354 mil en la década de 1980 a tres millones 385 mil en el año 2015, según el último censo realizado por la oficina de policía migratoria estadounidense.
En dicho año, México por su parte contaba con una población de 80 mil 240 migrantes centroamericanos. Es decir, que Estados Unidos y México resguardan a tres millones, 465 mil 240 ciudadanos.
Entre 2013 y 2016, México recibió 14 mil 500 solicitudes de refugio y protección complementaria, principalmente de centroamericanos. Según datos de la Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados (comar) el 42 % de las solicitudes emitidas por los migrantes de los países del triángulo fueron aceptadas.