En México, la obesidad infantil no es solo un problema de salud pública, sino una crisis silenciosa que amenaza el sano desarrollo de las infancias.
La Organización Mundial de la Salud define el sobrepeso y la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
En este sentido, México ocupa el primer lugar a nivel mundial en obesidad infantil, con un 37,5% de niñas y niños de 5 a 11 años y un 42,9% de adolescentes de 12 a 19 años con sobrepeso.
Datos de la más reciente Encuesta Nacional de Salud y Nutrición revelan que en el Estado de México, hasta cuatro de cada 10 niños presentan algún grado de obesidad o sobrepeso, lo que equivale a alrededor de 675 mil 945 infantes. Esta cifra refleja una tendencia similar al promedio nacional.
Pese a los programas de concientización sobre alimentación saludable y los esfuerzos por combatir la comida chatarra, la obesidad infantil sigue avanzando.
Las causas son complejas y multifactoriales, e incluyen desde factores genéticos y biológicos hasta hábitos alimenticios poco saludables, falta de actividad física, entornos obesogénicos y una inadecuada promoción de alimentos procesados.
Es necesario promover una cultura de alimentación saludable, fomentar la actividad física, regular la publicidad de alimentos nocivos y garantizar el acceso a agua potable y espacios seguros para la recreación.