Un reciente informe del Banco Mundial revela que los 26 países más pobres del mundo, donde reside el 40% de la población con menores ingresos, enfrentan su nivel más alto de endeudamiento desde 2006. Este documento se presentó justo antes de las reuniones anuales del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional en Washington, destacando un retroceso significativo en los esfuerzos por erradicar la pobreza extrema
La tasa promedio de endeudamiento en estos países ha alcanzado el 72% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que representa un incremento de nueve puntos porcentuales respecto a 2023. Además, estos países destinan más del 10% de sus ingresos fiscales únicamente para cubrir los intereses de su deuda. Este panorama es alarmante, ya que muchos de estos países han visto una disminución drástica en su PIB per cápita, con caídas de hasta el 14% entre 2020 y 2024.
La pandemia ha exacerbado las dificultades económicas en estas naciones. Dos tercios de ellas están inmersas en conflictos armados o enfrentan problemas de gobernanza que limitan la inversión extranjera. La dependencia de la exportación de materias primas también las hace vulnerables a fluctuaciones económicas globales. Además, el calentamiento global está afectando cada vez más a estas economías frágiles.
Algunos de los países más pobres mencionados por el Banco Mundial son: Burundi, Sierra Leona, Malawi, República Centroafricana, Madagascar, entre otros
Ayhan Kose, economista jefe adjunto del Banco Mundial, enfatiza la necesidad urgente de asistencia externa para estos países, ya sea a través de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), que se encarga de préstamos y donaciones a naciones en desarrollo, o mediante otros mecanismos. La AIF ha emergido como una fuente crucial de financiamiento externo, especialmente tras una drástica caída en la ayuda internacional en 2022, que alcanzó su nivel más bajo en 21 años.
En 2021, la AIF logró recaudar un récord de 93 mil millones de dólares, y el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, busca superar esta cifra con un compromiso adicional de más de 100 mil millones antes del 6 de diciembre. Para que estos países superen su estado crónico de emergencia y alcancen sus objetivos esenciales de desarrollo, es imperativo que aceleren sus inversiones a niveles sin precedentes.
El Banco Mundial también señala que los estados pobres pueden mejorar su situación ampliando su base impositiva para fortalecer sus ingresos fiscales y optimizando la eficiencia del gasto público