Pekín, 15 oct (EFE).- Secretario general, jefe del Ejército y presidente de China, Xi Jinping busca, a sus 69 años, pasar a la Historia en el XX Congreso del Partido Comunista chino (PCCh) que comienza este domingo con un tercer mandato quinquenal inédito entre sus predecesores.
Nacido en Pekín en junio de 1953, Xi sabe desde joven cómo se las gastan los cuadros del régimen en función de las directrices del momento: a su padre, viceprimer ministro a principios de los 60, lo purgaron durante la Revolución Cultural -no fue liberado hasta 1975-, mientras a él lo "transfirieron" a una región remota de la provincia de Shanxi.
Eran los tiempos en los que Mao Zedong enviaba a los jóvenes a zonas rurales para que se "desaburguesaran" y Xi, tras la conmoción inicial, decidió "sobrevivir convirtiéndose en el más rojo de todos los rojos", describen sus biógrafos.
Pese a que entonces su familia estaba en la lista negra, a los 22 años logró enrolarse en las filas del Partido, donde destacó por pragmatismo, realismo y, sobre todo, por su ambición.
ESCALANDO POSICIONES
Tras la rehabilitación del clan familiar, Xi comenzó a construir su propia red y a escalar posiciones en las provincias costeras del país -las más desarrolladas- hasta ser nombrado gobernador de la de Fujian y, después, secretario del PCCh en Fujian y Shanghái.
Para finales de la década de 2000, el Partido buscaba un candidato con pedigrí y se pensó en Xi -ahora aupado por la figura de su padre, encumbrado durante las reformas de la década de 1980- para sustituir al entonces presidente Hu Jintao.
"El PCCh sentenció que la reforma china transitaba por una fase de 'aguas profundas' y que era necesario un liderazgo fuerte. No podía haber titubeos, ni sobre la concepción vertical del poder que, según el mantra de la China milenaria, no se debe compartir más de lo necesario", explica a EFE el académico español Xulio Ríos.
Xi logró en 2012 la secretaría general del PCCh y, al año siguiente, la presidencia del país bajo la promesa de combatir la corrupción -los críticos aseveran que para erosionar a sus rivales- y sentar a China en la mesa de las grandes potencias del planeta.
Jesús Centeno