El agave es una planta robusta y tolerante a la sequía que puede convertirse, debidamente procesada, en un material altamente absorbente, el cual podría usarse para fabricar compresas desechables de origen local en regiones rurales y semiáridas.
El método aún requiere mayor desarrollo, según el equipo de la Universidad de Stanford (EE.UU.) que ha desarrollado las pruebas y publica sus resultados en Communications Engineering.
El equipo partió del sisal (Agave sisalana) y lo sometió a un proceso de deslignificación mecánica para aumentar la afinidad por el agua y la porosidad, respectivamente, tratando las fibras extraídas de las hojas con ácido peroxifórmico e hidróxido de sodio antes de secarlas al aire y mezclarlas.
El resultado fue un material esponjoso que los autores sugieren que podría utilizarse como capa absorbente en una compresa menstrual desechable, pues es capaz de absorber más agua que una de algodón disponible en el mercado (23,9 frente a 15,2 gramos de agua por gramo de material).
Para su estudio, incorporaron sisal procesado en un prototipo de compresa entre una capa superior porosa y una capa inferior impermeable obtenida de una compresa comercial.
Los autores estimaron las materias primas y la energía necesarias para fabricar sisal procesado y los compararon con datos para la producción de madera blanda y algodón blanqueado, materiales que a menudo se utilizan para ese producto de higiene.
La huella de carbono y el consumo de agua asociados a este proceso son comparables a los de las alternativas habituales, con la ventaja añadida de que puede llevarse a cabo a pequeña escala sin dejar de ser sostenible desde el punto de vista medioambiental.
La fabricación de un kilogramo de sisal procesado en condiciones de laboratorio genera 3,5 kilogramos de dióxido de carbono y consume entre 44,6 y 119,6 kilogramos de agua, señala la revista.
Por su parte, un kilo de madera de coníferas procesada genera entre 0,5 y 1,1 kilogramos de dióxido de carbono y consume 61,8 kilogramos de agua
Además, un kilogramo de algodón blanqueado genera entre 1,6 y 5,3 kilogramos de dióxido de carbono y consume entre 64,5 y 139,5 kilogramos de agua.
El sisal puede cosecharse durante todo el año, por lo que podría utilizarse como alternativa para fabricar localmente compresas en regiones de ingresos bajos y medios, sobre todo en tierras áridas o consideradas a menudo inadecuadas para la agricultura, donde millones de mujeres no tienen acceso a productos para controlar de forma segura su menstruación.
El equipo propone que en el futuro se puedan explorar enfoques para aumentar la sostenibilidad del procesamiento del sisal, investigando si los residuos líquidos ricos en polímeros generados durante el tratamiento de la fibra podrían utilizarse en la producción de fertilizantes o capas inferiores impermeables. EFE