Durante la administración de Alfredo del Mazo Maza, la cobertura de agua potable en el Estado de México pasó de 97.5 a 98.3 por ciento.
En ese sexenio, se ejecutaron 396 obras de infraestructura hidráulica con una inversión de 4 mil 700 millones de pesos en 89 municipios.
Este aparente avance contrasta con la magnitud del reto que enfrenta el estado. El Censo de Población indica que el porcentaje de viviendas con agua entubada en el domicilio es de 75 por ciento. Pese a las multimillonarias inversiones, en 2010 el porcentaje era de 68 por ciento.
La realidad actual es que más de una cuarta parte de la infraestructura hídrica del estado presenta una antigüedad promedio de entre 50 y 70 años. Esta situación, aunada a la falta de recursos suficientes, pone en riesgo la calidad y el acceso al agua potable para millones de mexiquenses.
En este 2024, la gobernadora Delfina Gómez anunció una inversión superior a los 85 millones de pesos en obras de infraestructura hidráulica. Las cuales contemplan la modernización de las redes existentes, la implementación de tecnologías eficientes y la promoción de una cultura del cuidado del agua entre la población.
Garantizar el acceso universal al agua potable y saneamiento no solo es un derecho humano fundamental. En el Estado de México sigue siendo un pendiente para un millón de hogares.