El rezago informático tiene un impacto profundo en la sociedad al aumentar la desigualdad digital, limitando el acceso a oportunidades educativas, laborales y de desarrollo económico.
Por ello, la actualización digital se ha convertido en una prioridad esencial para sociedades, gobiernos y empresas, debido a la creciente dependencia de las tecnologías de la información en casi todos los aspectos de la vida cotidiana.
Para el gobierno en México, la falta de adopción o adaptación de las tecnologías disponibles en el mercado y el uso de aparatos obsoletos representan un obstáculo significativo para el desarrollo económico y social del país.
La falta de disponibilidad, acceso limitado y el uso de equipos obsoletos pueden frenar considerablemente el avance tecnológico en diversos sectores, limitan la modernización de los servicios públicos, reducen la eficiencia operativa y dificultan la implementación de soluciones innovadoras en sectores clave como la educación, la salud y la administración pública.
Además de contar con los equipos adecuados, es esencial mantener personal capacitado para hacer uso efectivo de estas tecnologías. La infraestructura tecnológica por sí sola no es suficiente si no existe un capital humano capaz de manejar y optimizar su uso.
Una inversión tecnológica insuficiente no solo retrasa el avance del gobierno hacia la eficiencia y la innovación, sino que también afecta la capacidad del país para competir en la economía digital global y ofrecer soluciones efectivas a la sociedad, como trámites simplificados y servicios públicos más accesibles.
Sin una modernización adecuada de las herramientas tecnológicas y una mayor asignación de recursos, el gobierno enfrenta el desafío de brindar a los ciudadanos una experiencia ágil y efectiva en la realización de trámites, lo que impacta directamente en la calidad de vida y en la confianza de la población en las instituciones.