Como cada año, los campos de San Francisco Putla, en Tenango del Valle, se transforman en un espectáculo visual que celebra la tradición y la naturaleza. Es aquí, donde los floricultores siembran diversas variedades de flores que florecen justo a tiempo para el Día de Muertos.
El corte de las flores como cempasúchil, alhelíes y girasoles marca el comienzo de un ciclo de economía circular que se venden en mercados locales para llegar a los altares de los hogares.
La vista y el aroma son inigualables: desde lejos se puede percibir el inconfundible olor del cempasúchil, que llena el aire con su esencia.
Para los floricultores, esta cosecha anual es mucho más que un cultivo; es una herencia de la tierra y una tradición que se pasa de generación en generación, manteniendo vivas sus raíces culturales.
Este ciclo de corte y venta de flores no solo representa un ingreso para los campesinos, sino que también contribuye al dinamismo de la economía local, permitiendo que muchas familias dependen de este trabajo temporal.
Así, los campos de San Francisco Putla se convierten en un símbolo de la vida y de la muerte, de la economía y la tradición. Cada flor que crece y se corta hay una historia que enaltece el vínculo entre el hombre y la tierra, y que florece cada Día de Muertos en el corazón del Valle de Toluca.