La sequía en México no solo impacta los precios de la carne de res, sino que también afecta los ingresos de los ganaderos, ya que la alimentación del ganado depende en gran medida de los pastizales, según un análisis del Banco de México (BdeM).
El Reporte de las Economías Regionales de abril a junio, que presenta los indicadores y análisis sobre la evolución de la economía, la inflación y las perspectivas en distintas regiones del país, revela que el 74.9% de la producción de ganado bovino en México depende del sistema de libre pastoreo, es decir, de los pastizales naturales. Debido a esto, los periodos de sequía más largos y frecuentes incrementan la vulnerabilidad de los productores, lo que hace necesario implementar medidas para reducir estos riesgos.
El análisis también muestra que cuando hay escasez de agua, la oferta de carne de res disminuye a corto plazo. No obstante, a mediano plazo, esta situación provoca un aumento temporal y moderado en el precio que se paga a los ganaderos.
Las regiones norte, centro-norte y sur del país producen el 88.5% de la carne de res en México, siendo Jalisco y Veracruz los estados más destacados, ya que juntos aportan una cuarta parte de la producción total.
En México, la mayoría del ganado (74.9%) se alimenta en parte mediante pastoreo, siendo el libre pastoreo la opción más común para el 59.4% de los animales. Este sistema permite que los bovinos se desplacen libremente para consumir pastos naturales y otras hierbas. Por otro lado, el 11.1% del ganado utiliza pastoreo controlado, en el que se regula la cantidad y frecuencia con la que los animales consumen los pastos, y un 4.4% combina el pastoreo con el uso de establos o corrales donde se les proporciona forraje adicional.
México se posiciona como el sexto mayor productor de carne de res a nivel mundial, con una producción anual de aproximadamente 2 millones de toneladas. El consumo per cápita de carne de res en México es de alrededor de 14.9 kg al año. A pesar de que la carne de res sigue siendo popular, en los últimos años ha aumentado la preferencia por otras fuentes de proteína, como el pollo y el cerdo, principalmente debido a su menor costo.
El Banco de México advierte que el ganado que depende del pastoreo es particularmente vulnerable a los efectos negativos de la sequía. Esto no solo afecta la producción de carne, sino que también encarece su precio. Además, la sequía reduce el peso de los animales, ya que los ganaderos prefieren sacrificarlos antes para evitar mayores pérdidas económicas si la escasez de agua se prolonga.
La sequía provoca una disminución temporal en el peso promedio de las reses al sacrificio, junto con un aumento moderado y rezagado en el precio que los productores reciben por cada kilogramo de carne. Sin embargo, ambos efectos tienden a ser limitados en el tiempo.
Para enfrentar estos problemas, el BdeM recomienda medidas como agilizar las importaciones de carne de res para estabilizar la oferta y controlar los precios. Además, sugiere fomentar el pastoreo controlado, contratar seguros para el ganado y crear programas que incentiven la producción de forrajes para reducir la vulnerabilidad ante la sequía.