La falta de oportunidades ha llevado a personas como Isidro Amaya García, de 74 años, y Ricardo Nava Herrera, a vivir de la basura. Amaya García lleva tres años laborando como pepenador en el relleno sanitario de Ciudad Lerdo, mientras que Nava Herrera ha dedicado 45 años de su vida a esta labor crucial para el reciclaje de desechos.
Su jornada laboral comienza a las 9 de la mañana y termina a las 6 de la tarde, de lunes a sábado. Sin vacaciones, ni prestaciones, estos trabajadores no ven otra opción que seguir en este oficio. "Donde trabajaba no nos daban seguro por eso no me pensioné y ya a mi edad ya no me dan trabajo, por eso ando aquí mendigando", dice el hombre de 74 años.
Para el pepenador el andar entre montones de basura y el riesgo de contraer enfermedades no es lo más difícil, pues ya están acostumbrados. De hecho, dicen que es raro que se enfermen. "Lo más difícil, ¿sabe qué? sufrirla que ando pepenando, que juntamos poquito, ganamos 150 a veces 160, 170 pesos al día y todos no nada más yo", agrega.
Por su parte Ricardo Nava, quien es actualmente el líder del sindicato de los pepenadores y su familia han vivido de la pepena casi toda su vida. Anteriormente, trabajaba en los establos como ordeñador, pero lo que ganaba era insuficiente por lo que renunció y comenzó a vender quesos y jocoque, con los mismos resultados. Fue así que decidió ingresar al mundo de la pepena, junto con su familia.
"Pobremente sí nos ha dado para vivir, ahí la llevamos al pacito. A nosotros ya no nos dan trabajo a mis hijos sí, pero pues ellos no han querido", dice.
Actualmente, son 36 pepenadores las que acuden al relleno sanitario de Lerdo y que apenas sacan poco más de 100 pesos diarios, una cifra considerablemente menor que los 300 o 400 pesos que solían ganar cuando el municipio permitía la entrada de camiones de empresas particulares. Sin embargo debido a sus condiciones sociales, encuentran difícil colocarse en otro trabajo, por lo que continuarán en este oficio.
"Yo no veo otras condiciones más que trabajar y trabajar aquí, no hay opción, ni modo de decir: vamos trabajar a otra parte, si ya no me dan, solamente en la calle barrer calles, lavar calles y todo eso".
La historia de Isidro Amaya García y Ricardo Nava Herrera refleja la dura realidad de quienes, por la falta de oportunidades, se ven obligados a vivir de la basura. No obstante, una forma de apoyar su labor es separando el material que se puede reciclar, porque la basura de algunos es el tesoro de otros.