La colocación de altares en los hogares mexicanos lleva cientos de años, ni la llegada de los españoles acabaron con esta tradición, sino que hubo una fusión de la religión católica con los rituales de los mexicas. Dando origen a la celebración del Día de Muertos, para honrar a los familiares que se adelantaron. **El Día de Muertos, es reconocido a nivel mundial, en 2003 fue declarado por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.** Una de sus máximas representaciones es la ofrenda con altares llenos de colores, sabores y olores. Algunos altares se conforman por dos niveles que significan el cielo y la tierra, o tres escalones que son el cielo, la tierra y el purgatorio o 7 por los siete pecados capitales. En los niveles se ponen flores de cempasúchil, dulces, fruta, la fotografía del difunto, papel picado y pan. Lo que no puede faltar en la ofrenda es el elemento agua, fuego, aire y tierra, y lo principal el copal, elemento prehispánico. La ofrenda de muertos busca reencontrar a la persona fallecida a través de la memoria.