El padre Ángel Darío Acosta Zurita, podría convertirse en el primer santo Veracruzano, fue beatificado por el papa Benedicto XVI en el 2005 junto a otros mártires mexicanos que fueron asesinados por la persecución religiosa.
Nacido en Naolinco Veracruz con cuatro hermanos, su padre tenía el oficio de carnicero y su madre le transmitió la fe y la instrucción cristiana, siempre se distinguió por su carácter noble, bondadoso y su intachable conducta.
Actualmente son 15 favores que se le atribuyen al "Padre Darío" como le dicen de cariño, pero no han sido certificados como milagros, por que no se han comprobado científicamente.
Sus restos se encuentran en el sitio en donde fue asesinado dentro de la Catedral de Veracruz en una vitrina, además de algunos artículos que fueron de su pertenencia como ropa, fotografías y libros.