La Cámara Baja de Estados Unidos aprobó este miércoles un proyecto de ley para evitar una huelga del sector ferroviario en vísperas de Navidades, algo que el presidente, Joe Biden, había advertido que podría ser devastador para la economía del país.
La Cámara de Representantes lo validó por 290 votos a favor y 137 en contra y ahora ese texto deberá ser votado también por el Senado antes de su ratificación por parte del mandatario.
Los diputados aprobaron además por 221 votos a favor y 207 en contra una resolución paralela para que los trabajadores tengan 7 días de baja pagados, una petición clave de estos últimos y que también está pendiente de la validación de la Cámara Alta.
"El Senado debe ahora actuar con urgencia. Sin una votación final esta semana para evitar un cierre, (...) comenzarán las interrupciones en nuestras cadenas de suministro de automóviles, en nuestra capacidad para llevar alimentos a las mesas y para eliminar los desechos peligrosos de las refinerías de gasolina", dijo Biden en un comunicado tras ambos votos.
El presidente se había reunido este martes con los líderes de ambas cámaras para poder imponer por ley el principio de acuerdo alcanzado en septiembre, algo que el Legislativo tiene potestad de hacer en función de una regulación que se remonta a 1926.
La resolución conjunta que llegó al hemiciclo recuerda el derecho parlamentario a actuar cuando todavía hay diferencias sin resolver entre las partes, considerando que es de interés nacional que los servicios de transporte se mantengan.
Los sindicatos y los representantes del sector cerraron en septiembre un pacto provisional que recogía una subida de salarios del 24 % para los empleados, así como cláusulas para permitirles ir al médico o responder a emergencias familiares sin ser penalizados, como hace el sistema actual, que no contempla días de enfermedad.
Los trabajadores de ocho sindicatos votaron en los últimos meses a favor de ese acuerdo, pero otros cuatro lo rechazaron y, en los últimos días, amenazaron con convocar un paro a partir del 9 de diciembre, justo antes de las Navidades.
"El Congreso debe actuar. No será fácil, pero creo que tenemos que hacerlo. La economía podría estar en peligro", aseveró el martes el presidente estadounidense en su encuentro en la Casa Blanca con los líderes de la mayoría demócrata y de la minoría republicana en el Senado y la Cámara de Representantes.
Una interrupción del transporte ferroviario a nivel nacional, según la Casa Blanca, afectaría de forma negativa a la economía y provocaría más interrupciones en la cadena de suministro. De producirse esa huelga, se calcula que 765.000 personas podrían perder su trabajo en las dos primeras semanas.
El congresista demócrata Jim McGovern subrayó este miércoles que el impacto económico de ese parón podría elevarse a 2.000 millones de dólares diarios.
Pero la decisión de recurrir a un proyecto de ley para evitar la huelga no ha sido bien recibida por algunos sindicatos: "Los trabajadores ferroviarios seguiremos peleando por lo que merecemos", indicó el martes en un comunicado Gabe Christenson, copresidente de la agrupación RWU.