Cuando el teléfono celular te hace perder la libertad

Pasar más tiempo de lo habitual y planificado usando el teléfono celular, estar permanentemente preocupado y atento al dispositivo, sentirse ansioso o angustiado cuando no se tiene acceso a él, son parte de las vivencias que caracterizan un uso problemático de este tipo de tecnologías.

Países donde la población pasa más tiempo al día en el teléfono celular

Sudáfrica 58.2 por ciento

Brasil 56.6 por ciento

Argentina 54.4 por ciento

Filipinas 53.8 por ciento

Colombia 53.2 por ciento

Chile 51.5 por ciento

México 48.6 por ciento

Fuente gartner inc

La sociedad ha desarrollado una dependencia por el dispositivo que ha permeado las tareas diarias.

En promedio la población mundial pasa 6 horas 37 minutos al día frente al celular, en su mayoría del tiempo dedicado a consumir el entretenimiento que ofrecen las redes sociales.

Los especialistas en tecnología han señalado diversas causas para este incremento, entre ellas la disponibilidad y el confort que proporcionan los dispositivos.

Además, los usuarios pueden acceder a información y servicios en línea desde cualquier sitio y en cualquier instante, lo que los convierte en la herramienta perfecta para realizar diversas tareas.

Recomendaciones para utilizar menos el teléfono celular:

Haz un balance de tu uso del teléfono: reflexiona sobre cómo empleas tu tiempo frente a la pantalla.

Establece objetivos alcanzables: puedes comenzar con reducir el tiempo en redes sociales diariamente, encuentra actividades satisfactorias: al limitar el tiempo en el teléfono, es esencial encontrar actividades alternativas utilizando las herramientas del propio teléfono: aprovecha las funciones de no molestar, resumen de notificaciones y temporizadores.

El teléfono celular para muchos se ha convertido incluso en una adicción, al grado de dejar de lado tareas y generar cambios en las actitudes en las personas, a esto, se suman los daños a la salud.

Si bien los celulares y la tecnología pueden tener beneficios significativos en términos de comunicación y conectividad, su uso excesivo tiene impactos negativos en las conductas sociales, afectando las relaciones interpersonales y la calidad de vida en general, por lo que es importante encontrar un equilibrio.