A pesar de la llegada del internet y de la telefonía móvil que contribuyó a modificar la forma en que las personas se comunicaban, en distintos puntos de la ciudad, principalmente en algunas calles del centro de Veracruz, aún se observan algunas casetas telefónicas situación que se replica en todo el país.
Las viejas cabinas sobreviven al olvido y en el mínimo de los casos se mantienen activas ofreciendo un servicio de 5 pesos por el primer minuto de una llamada a número celular y 3 más por cada minuto subsecuente.
Ciudadanos coinciden en que lucen abandonadas, se observan sucias, rayadas y en algunos casos las utilizan como depósito de basura.
La primera caseta telefónica que se colocó fue en el año de 1960 en el entonces distrito federal.
En general, las casetas descompuestas cumplen con otro rol; pues algunas fueron transformadas en periódico mural para búsqueda de mascotas desaparecidas, personas extraviadas, propaganda y la propia publicidad de la empresa dueña de las casetas, que en su mayoría se trata de teléfonos de México.
En la década de los 60, la instalación de miles de cabinas telefónicas transformó el paisaje de las principales ciudades del país en las que no era extraño observar filas de personas esperando su turno para realizar una llamada; hoy, esos aparatos son considerados obsoletos, por lo que su retiro definitivo parece ser el único destino que les depara.
La concesión otorgada a Teléfonos de México hace casi 30 años ordena a la compañía contar con cinco casetas por cada mil habitantes.
A finales de 2016 el instituto federal de telecomunicaciones (ift) prorrogó por otros 30 años dicho título por lo que aún se pueden observar las casetas telefónicas en todo el país.