Equipos de futbol de Oaxaca y. Queretaro expulsados hicieron trampa

El mundo del deporte universitario, un escenario en el que los valores de respeto, honestidad y juego limpio deben florecer, recientemente fue testigo de un episodio que ha dejado a muchos con un sabor amargo. El Fair Play, que debe definir el espíritu de la competencia deportiva, parece haber sido olvidado en el reciente enfrentamiento entre los equipos de Querétaro y Oaxaca.

El escenario fueron los Juegos Deportivos Intertecnológicos, celebrados en la cd. de Durango. Lo que debía ser un emocionante enfrentamiento entre dos conjuntos universitarios terminó sumido en la polémica. En un juego en el que los oaxaqueños ya no tenían posibilidades de avanzar en la competencia, surgieron acusaciones de que deliberadamente permitieron a sus oponentes de Querétaro anotar goles con el objetivo de mejorar la diferencia de goles de estos últimos. La meta era simple: clasificar en un lugar más alto.

Este comportamiento ha desencadenado una avalancha de críticas y ha cuestionado la integridad misma del deporte universitario. El Fair Play, ese concepto sagrado que enfatiza el respeto mutuo, la lealtad y la honestidad en la competencia, fue claramente desafiado en este enfrentamiento. Los ideales que los deportistas universitarios deberían representar, como modelos a seguir y embajadores de la ética en el deporte, fueron desafiados.

A medida que se extiende esta controversia, los equipos de Querétaro y Oaxaca, que inicialmente lucharon en el campo de juego, han salido por la puerta de atrás de la competencia. Su legado ahora está marcado por el descrédito y la deshonestidad.

Este episodio debe ser un recordatorio contundente de que el Fair Play es un componente esencial del deporte, en todos sus niveles. La integridad y la ética son valores fundamentales que no deben ser comprometidos. Esperamos que esta controversia conduzca a una reflexión profunda en la comunidad deportiva universitaria, y que surja un compromiso renovado para mantener los estándares de juego limpio y honestidad que se merecen tanto los competidores como los aficionados del deporte.