La educación en México se enfrenta a grandes retos y a su vez tropieza con muchos obstáculos, pues no llega a todos los rincones; no se evalúa su calidad; su aprovechamiento, ni cómo impacta en la vida de quienes pueden acceder a ella y de quienes no.
En México, 6.4 millones de niños y jóvenes, que representan el 18% de la población entre tres y 18 años, no asisten a la escuela, según datos del instituto mexicano para la competitividad (IMCO), reflejo del atraso y rezago educativo, a pesar de que se trata de un derecho humano.
Las reformas implementadas por las distintas administraciones no han sido suficientes para mejorar los indicadores, ni para garantizar su acceso.
La matrícula de la educación primaria, en el ciclo escolar 2022-2023, fue de 13,345,969 alumnos; esta representó un descenso del 0.8% comparado con el ciclo escolar 2021-2022.
En el ciclo escolar 2022-2023, el abandono escolar en educación primaria fue del 0.3%, lo que representa un aumento del 0.1% comparado con el ciclo escolar 2021-2022.
En México, no existe una medición real del rezago educativo principalmente en alumnos de nivel básico quienes fueron los más golpeados por la pandemia de covid19.
Sin embargo, un indicador que da un parámetro del atraso, son los resultados de la prueba pisa misma que se aplicó durante 2022.
A pesar de la importancia de las matemáticas, el desempeño de los estudiantes mexicanos en esta área fue insuficiente. solo dos de cada mil obtuvieron resultados sobresalientes en esta área.
Para que se entienda la magnitud que separa al país de otras potencias, en México solo el 1 por ciento de los alumnos obtuvo un nivel de competencia superior, mientras que China o Singapur tienen niveles que rebasan el 40 por ciento.
Docentes coinciden en que la capacitación es primordial para combatir el rezago.
México participará en la prueba pisa que se aplicará en 2025, en esta ocasión se espera obtener mejores resultados, luego de que en 2022 se registrará una significativa disminución en los conocimientos y habilidades en matemáticas, lectura y ciencias, una tendencia que se agudizó tras la pandemia.