El ritmo de vida actual ha provocado que el día a día de las personas tenga una alta dosis de estrés y ansiedad, que de ser mal canalizadas pueden llegar a desencadenar conductas violentas, como las ocurridas el pasado sábado en el estadio "la Corregidora" de Querétaro.
Debido a esto, a través de redes sociales, un sector de la población calificó al fútbol como un deporte violento dentro de la cancha así como en las tribunas. Sin embargo especialistas señalan, que la finalidad de los deportes además del aspecto físico es contribuir al bienestar mental y emocional.
Aunque los sucesos en Querétaro parecen sacados de una película, lo ocurrido es reflejo de cómo poco a poco se están perdiendo los valores no solo en la esencia del deporte, sino en la sociedad actual, además de que la violencia se ha normalizado.
El mayor reto para los adultos es fomentar la empatía así como enseñar a los niños y jóvenes a diferenciar entre la competitividad y el fanatismo, pues de ninguna manera se debe de normalizar la violencia.