En México alrededor de 3 mil 600 infantes nacen con labio y paladar hendido al año, se trata de una malformación congénita que ocurre entre la semana seis y nueve del embarazo y se produce cuando el tejido del techo de la boca no se une completamente.
En algunos bebés tanto la parte de adelante como la parte de atrás, quedan abiertas.
Los niños con esta condición, suelen tener dificultades para alimentarse, problemas de habla y auditivos, así como infecciones de oído.
Las causas exactas no siempre son claras, pero entre los factores asociados se encuentran los genéticos, la deficiencia de vitaminas del grupo b, como el ácido fólico, y el consumo de alcohol, drogas y cigarros, así como la exposición prolongada a ciertos químicos.
En cuanto al tratamiento, suele implicar intervenciones quirúrgicas para cerrar la fisura y restaurar la función del paladar y del habla.
Lamentablemente, aunado a la condición con la que nacen estos menores, se suma algunos imaginarios que se desarrollan en el entorno social de las familias que son las creencias, prejuicios y hasta estereotipos perversos respecto a la malformación.
A raíz de ello se han desencadenado mitos que incluyen creencias culturales sobre causas sobrenaturales o castigos divinos, que por supuesto han sido desmentidos por la ciencia.
El paladar hendido es una condición que requiere tratamiento especializado para abordar tanto las necesidades físicas como emocionales del menor y la familia.
La educación y la información son clave para desmitificar y desestigmatizar ésta anomalía, promoviendo una comprensión precisa de la malformación congénita y con ello brindar la atención adecuada.