A cinco años del inicio de la pandemia de COVID-19, la enfermedad ya no se percibe con la misma gravedad, pero sigue estando presente y sigue cobrando vidas.
En 2024, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reportado alrededor de 3 millones de casos globales, una cifra considerablemente más baja que los 445 millones registrados en 2022, el año con más contagios.
A pesar de esta disminución, los efectos del virus siguen siendo una preocupación, con unas 70,000 muertes en lo que va del año, una cifra 50 veces menor que los 3.52 millones de fallecimientos reportados en 2021, el año más letal de la pandemia.
El SARS-CoV-2 ha evolucionado, y gracias a la vacunación y a su cambio hacia variantes más contagiosas pero menos letales, la enfermedad ha pasado a ser más similar a la gripe estacional.
Sin embargo, aún representa una amenaza para los grupos vulnerables, como las personas mayores o con enfermedades preexistentes. Maria Van Kerkhove, experta de la OMS, señala que aunque ya no se habla tanto del COVID-19, el virus sigue circulando ampliamente, y la falta de pruebas y vigilancia hace que no se reporten todos los casos.
Una de las preocupaciones actuales de la OMS es el fenómeno del "covid largo", que afecta a aproximadamente el 6% de los pacientes graves después de la recuperación. Esta condición puede tener consecuencias severas en varios órganos, como el corazón, los pulmones y el cerebro, además de afectar la salud mental de quienes la padecen.
Los expertos de la OMS advierten que los efectos del covid largo siguen siendo una gran incógnita, y que podría haber implicaciones a largo plazo para la salud de millones de personas.
La pandemia de COVID-19 comenzó en diciembre de 2019, cuando se identificaron los primeros casos en Wuhan, China. Desde entonces, la enfermedad ha cambiado drásticamente la vida mundial.
A pesar de los avances, como las vacunas y las mejores herramientas de diagnóstico, la OMS sigue pidiendo a los grupos vulnerables, como los mayores de 65 años, que se vacunen periódicamente para prevenir formas graves de la enfermedad. Actualmente, la vacuna más utilizada es la subvariante JN.1, descendiente de la variante ómicron.
La OMS no quiere que el mundo olvide el impacto de la pandemia. Por ello, sigue impulsando un tratado internacional contra las pandemias, para estar mejor preparados ante futuros brotes de enfermedades con potencial pandémico
A pesar de los esfuerzos, este tratado aún no ha sido firmado debido a desacuerdos entre países sobre temas clave como la distribución de vacunas y tratamientos. La OMS advierte que, si bien muchos quieren dejar atrás el COVID-19, es crucial prepararse para futuros virus, especialmente aquellos con mayor potencial de propagación o letalidad.
Hasta la fecha, la OMS ha contabilizado más de 777 millones de casos y 7 millones de muertes por COVID-19, aunque se estima que la cifra de fallecimientos podría ser tres veces mayor. Esto coloca a la pandemia de COVID-19 en la misma liga que algunas de las grandes pandemias de la historia, como la gripe de 1918 o la peste bubónica, aunque el impacto demográfico relativo de esta pandemia es menor debido al crecimiento de la población mundial.
La pandemia ha dejado una marca profunda en la historia de la humanidad. Sin embargo, la clave para enfrentar futuras amenazas globales radica en la preparación y en la cooperación internacional, para evitar que tragedias como la de COVID-19 se repitan.