Datos del último censo realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan que aproximadamente 14 millones de mexicanos viven en situación de calle.
De estos cerca del 80 por ciento son hombres, lo que representa un aumento del 35 por ciento comparado con las cifras estimadas en el año 2010, cuando todavía no se les cuantificaba.
Múltiples factores contribuyen a esta problemática, tales como el desempleo, la violencia intrafamiliar, el consumo de sustancias y la falta de acceso a servicios básicos de salud y vivienda, por mencionar algunos.
Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey son los estados con mayor concentración de personas en situación de calle, representando casi el 50% del total nacional.
Es en estas entidades donde la situación de los adultos mayores en asilos presenta otra faceta de esta crisis.
Y es que de acuerdo con cifras de la Secretaría de Bienestar, en 2023 había aproximadamente 850 mil adultos mayores viviendo en asilos y casas de retiro.
De estos, se estima que alrededor del 30 por ciento han sido abandonados por sus familiares.
Este fenómeno se atribuye a la migración de familiares jóvenes en busca de mejores oportunidades económicas, el debilitamiento de la estructura familiar tradicional y la falta de políticas públicas efectivas para el cuidado de los adultos mayores.
Los asilos en México, tanto públicos como privados, enfrentan múltiples desafíos.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha señalado que muchos de estos sitios operan con recursos insuficientes, personal no capacitado y en condiciones que no garantizan la dignidad y el bienestar de los residentes.
Tanto los hombres en situación de calle como los adultos mayores abandonados son parte integral de la comunidad.
Aunque la responsabilidad es compartida, no nada más de las instituciones que deberían encargarse de garantizarles una vida digna y con respeto.