Veracruz, uno de los principales productores de cítricos en México. Actualmente enfrenta una crisis que amenaza a las economías locales y a miles de familias que dependen de la agricultura para su sustento.
En los últimos años, el cultivo de naranjas, limones, pomelos y mandarinas ha ido en declive, pues las plagas, el cambio climático y problemas con la producción está poniendo en grave peligro la producción.
Quienes se dedican a esta actividad, alertan un colapso grave en la industria de estos frutos, además de que no cuentan con los apoyos necesarios del gobierno para abatir esta crisis?
En algunos lugares, las cosechas han disminuido hasta en un 70%, según estimaciones de la producción de cítricos en Veracruz, lo que ha afectado tanto al mercado nacional como a las exportaciones.
Datos del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), señalan que esta problemática está repercutiendo directamente en la economía de comunidades rurales veracruzanas. Miles de productores pequeños y medianos enfrentan serias dificultades para mantener sus cultivos, mientras que las cooperativas y los empacadores de cítricos se ven forzados a reducir su personal o cerrar temporalmente debido a la baja oferta e incluso a migrar a los Estados Unidos.
Los afectados, señalan que las consecuencias van más allá de lo económico. La crisis de los cítricos también ha traído consigo una creciente preocupación por la sustentabilidad de las prácticas agrícolas.
Las condiciones de trabajo en el campo se han vuelto más precarias. Los jornaleros agrícolas, que dependen de la temporada de cítricos para su empleo, se encuentran con jornadas reducidas o directamente sin trabajo. Esto ha generado un aumento de la migración interna hacia las ciudades, buscando mejores oportunidades laborales.