Miles de personas se volcaron este sábado en las calles de Roma para despedir al Papa Francisco, cuyo cortejo fúnebre recorrió algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad eterna.
El féretro del pontífice argentino, fallecido a los 88 años de edad, fue transportado en un papamóvil desde el Vaticano hasta la basílica de Santa María La Mayor, donde será enterrado.
El último viaje de Francisco comenzó a las 12:30 horas locales (4:30 horas de México), cuando su ataúd salió de la Casa Santa Marta, su residencia durante más de doce años, a través de la Puerta del Perugino.
A partir de ahí, recorrió seis kilómetros bajo el sol primaveral, acompañado por el fervor de unas 150 mil personas, según datos de la Santa Sede. Los asistentes aplaudieron, corearon su nombre y capturaron con sus teléfonos móviles el emotivo momento.
El cortejo atravesó el río Tíber por uno de sus puentes monumentales y siguió por la avenida Vittorio Emanuele hasta llegar a la plaza de Largo Argentina, un lugar histórico donde, según la tradición, fue asesinado Julio César. Desde ahí, el papamóvil bordeó la iglesia del Gesù, de la Compañía de Jesús, una parada significativa para el primer papa jesuita de la historia.
La ruta continuó hacia la Plaza de Venecia, donde las obras de la futura línea 3 del metro no impidieron que miles se agolparan para observar el paso del pontífice. El recorrido siguió por la vía de los Foros Imperiales, entre antiguos palacios de emperadores y pontífices, hasta llegar a las inmediaciones del Coliseo, donde Francisco solía presidir el Vía Crucis cada Viernes Santo.
Tras bordear el imponente Anfiteatro Flavio, el vehículo puso rumbo a su destino final. La basílica de Santa María La Mayor era un lugar especial para Francisco, quien acostumbraba a visitar a la Virgen "Salus Populi Romani" antes y después de cada viaje apostólico. Fue también allí donde rezó por última vez tras salir del hospital el 23 de marzo.
A las puertas del templo, un grupo de personas pobres e inmigrantes, en representación de aquellos a quienes Francisco siempre atendió en su ministerio, recibió el féretro. Posteriormente, el ataúd fue llevado en procesión al interior de la basílica, guiado por un crucifijo y seguido por monjes, obispos y cardenales, mientras resonaban cánticos solemnes.
Antes de su sepultura, el féretro fue llevado ante el icono de la Virgen, donde unos niños dejaron cestas con rosas blancas. Finalmente, fue depositado en el sepulcro que el propio Francisco había encargado en vida, situado junto a la Capilla Paolina. El entierro se realizó en privado, y la basílica abrirá de nuevo sus puertas a los fieles este domingo por la mañana.