La canciller federal de Alemania, Angela Merkel, confronta la mayor crisis de su gobierno en 12 años de estancia en el poder, un conflicto que tendrá su desenlace este lunes.
Después de ver con los ministros presidentes (gobernadores) de su partido el juego entre Alemania y México en la Copa Mundial de futbol de Rusia 2018, sesionaron en la Cancillería Federal en Berlín sobre la crisis y los posible caminos a seguir.
El ministro del Interior y líder de la Unión Social Cristiana (USC), Horst Seehofer, le dio plazo a la canciller hasta mañana para decidir si se rechaza a refugiados en las fronteras alemanas. Si no hay decisión, o si la decisión de Merkel es negativa, Seehofer lo hará de todas maneras, con lo que provocaría una crisis política en Alemania y en Europa.
Se terminaría de facto el gobierno de coalición de tres partidos que surgió de las elecciones del pasado mes de septiembre, y lo más probable es que se convoque a nuevas elecciones. Sin embargo, las encuestas apuntan a que esos tres partidos perderán aún más votantes en una nueva elección este año.
Merkel pidió, por su parte, dos semanas para negociar con los otros países europeos sobre una política migratoria consensuada.
La palabra la tiene el presidente de la USC de Baviera, de quien se informó en los medios alemanes en el transcurso de este día que habría dicho que "no puedo trabajar con esa mujer", refiriéndose a Merkel.
El político bávaro de 72 años libra una lucha sorda contra Merkel a pesar de que los dos partidos son socios en el poder y de que se presentan siempre juntos en las elecciones generales. En el Parlamento conforman desde hace décadas una misma fracción parlamentaria que lleva la designación de UDC/USC (Unión Demócrata Cristiana y Unión Social Cristiana de Baviera).
La razón del diferendo es la política migratoria de la Canciller Federal, quien en el segundo semestre de 2015 abrió las fronteras de Alemania. Solo en lo que restaba de ese año ingresaron al país 860 mil refugiados. De entonces hasta ahora han ingresado en total 1.3 millones de refugiados.
Merkel ya puso el freno migratorio y el flujo de refugiados que ahora llega a Alemania es menor pero no tanto como quisieran muchos en el país. En lo que va del año han pedido asilo 78 mil refugiados.
Seehofer encabeza el ala más conservadora del espectro político alemán con fracción parlamentaria. Su clientela electoral en Baviera, así como muchos alemanes en todo el país, reaccionaron con enojo ante la entrada de refugiados, casi todos ellos provenientes del Medio Oriente y de varios países africanos.
En la Asamblea General de la USC en Munich en Noviembre del 2015, el político bávaro mientras estaba en el podio arengando a su partido, puso a Merkel de pie junto a él y la criticó públicamente por su política de fronteras abiertas y le demanó que fijará un límite al número de refugiados que pudieran entrar al país.
Merkel, entonces como ahora, busca una solución de consenso entre los 28 países de la Unión Europea. Países con gobiernos de extrema derecha, entre ellos Polonia y Hungría, se niegan a permitir que entren refugiados en sus territorios.
La reticencia a aceptar refugiados y a distribuirlos en forma equitativa en la Unión ha desequilibrado la balanza entre los 28. Italia, Grecia y en parte España, son junto con Alemania los países que hasta el momento han recibido a más refugiados.
La Unión Europea (UE), y muy especialmente Alemania, pagan a Turquía desde 2015 miles de millones de euros anuales para que mantengan en su territorio a gran parte de los migrantes en campos de refugiados, de forma que les impide la entrada a la UE.
La demanda actual de Seehofer es poder rechazar en forma automática en las fronteras de Alemania a los refugiados que ya hayan solicitado asilo en otros países de la Unión, principalmente en el estado por el que entraron a la UE. Una vez rechazados, Alemania los enviaría al país en el que solicitaron por primera vez asilo.
Eso significaría, sin embargo, que Alemania aplica una política migratoria a la medida de sus intereses nacionales, y con ello quedaría anulado el esfuerzo por lograr una solución europea.
También quedaría de facto, sin efecto el Acuerdo de Schengen, que posibilita desde hace años que los europeos de la Unión circulen libremente entre los países del acuerdo. Para hacer lo que Seehofer demanda, se tienen que reestablcer los controles migratorios en las fronteras. Alemania colinda con nueve países.