Donald Trump ha reiterado su amenaza de imponer un arancel del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá, señalando que este entrará en vigor el 2 de abril si no se logran avances en la seguridad en la frontera para el 4 de marzo, fecha límite inicialmente prevista.
Este anuncio ha generado preocupación, especialmente entre los empresarios del sector automotriz en México, quienes alertan sobre las consecuencias económicas que traería consigo estos aranceles.
Los representantes de las industrias de autopartes, autotransporte y vehículos pesados en México han advertido que la aplicación de un arancel del 25% a los autos mexicanos podría aumentar el precio de los vehículos en el mercado estadounidense hasta en 3,000 dólares por unidad.
Francisco González Díaz, presidente ejecutivo de la Industria Nacional de Autopartes, destacó que este aumento de precio afectaría directamente a los consumidores estadounidenses y a la competitividad del mercado automotriz. González Díaz también explicó que si Estados Unidos dejará de importar vehículos de México y Canadá, se vería obligado a construir 18 nuevas plantas de ensamblaje y a invertir más de 50 mil millones de dólares solo en la infraestructura de producción.
Además, se necesitarían aproximadamente 300 nuevas plantas de autopartes, lo que, según sus estimaciones, provocaría una caída de un millón de unidades en las ventas de autos en Estados Unidos.
El impacto no solo se limitaría a los autos convencionales, sino que también afectaría a otros tipos de vehículos. Rogelio Arzate, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones, señaló que el incremento en el precio de los autobuses, camiones y tractocamiones sería aún mayor, alcanzando los 35,000 dólares por unidad.
En caso de que México respondiera con aranceles, este aumento podría llegar hasta los 50,000 dólares por vehículo, lo que representaría una fuerte presión para los consumidores y los productores de ambos países.
Además del sector automotriz, la posible implementación de estos aranceles tendría repercusiones para la economía mexicana en general. Cristina Vázquez Ruiz, de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores, advirtió que un incremento de este tipo en los precios de los vehículos podría traducirse en una disminución de dos puntos porcentuales en el Producto Interno Bruto (PIB) de México. Esto afectaría no solo al mercado automotriz, sino también a otros sectores de la economía nacional que dependen del comercio con Estados Unidos.
La situación es aún más complicada dada la estrecha interdependencia económica entre México y Estados Unidos, especialmente en la industria automotriz. Ambos países se benefician del comercio de autopartes y vehículos, y cualquier alteración en este flujo comercial podría desencadenar una serie de efectos adversos para ambos lados de la frontera.
Los empresarios mexicanos y las autoridades gubernamentales esperan que las negociaciones entre los dos países puedan evitar la imposición de estos aranceles. Sin embargo, con la fecha límite de 4 de marzo acercándose rápidamente, el futuro de las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos sigue siendo incierto.