Kamala Harris y Donald Trump, aspirantes a la presidencia de Estados Unidos, presentan programas económicos con enfoques muy distintos, en particular sobre impuestos y aranceles.
Aunque ambos coinciden en combatir la inflación, sus propuestas reflejan posiciones opuestas en fiscalidad y comercio exterior, y ninguno detalla un plan específico para reducir la creciente deuda pública, que en 2023 alcanzó los 35 billones de dólares, un 118.73 % del PIB.
Donald Trump y Kamala Harris ofrecen enfoques opuestos en temas fiscales. Trump propone reducir el impuesto a las empresas que manufacturen en Estados Unidos, pasando del 21 % al 15 %, y eliminar los impuestos sobre las prestaciones de la Seguridad Social, un beneficio significativo para quienes reciben estos pagos. Por otro lado, Harris planea aumentar el impuesto de sociedades al 28 % y ha prometido no subir los impuestos a familias con ingresos inferiores a 400,000 dólares al año. La candidata demócrata también defiende un impuesto especial para los multimillonarios y mayores tasas sobre las plusvalías para quienes ganen más de un millón de dólares.
Ambos candidatos tienen propuestas para mitigar la inflación, aunque sus métodos difieren. Harris quiere prohibir los precios abusivos en bienes y servicios básicos, mientras que Trump se compromete a reducir el precio de la gasolina, alimentos y otros artículos esenciales. Sin embargo, expertos señalan que estas medidas no abarcan todos los factores que impulsan la inflación, por lo que podrían ser insuficientes.
La política comercial es otro aspecto donde sus propuestas se distancian. Trump planea aumentar los aranceles de todas las importaciones estadounidenses al 20 %, y llegar hasta el 60 % en el caso de productos provenientes de China y un alarmante 200 % para bienes importados por empresas que trasladen su producción a México. Esta medida ha sido criticada por economistas, quienes alertan que podría incrementar la deuda nacional. Harris, en contraste, ha mantenido una postura moderada en este tema, sin prometer grandes cambios en los aranceles actuales.
Harris se centra en incentivar a las pequeñas empresas, ofreciendo una deducción fiscal de hasta 50,000 dólares y proponiendo créditos fiscales para familias de clase media y baja. Además, ha expresado su deseo de generar 25 millones de solicitudes de pequeñas empresas en los primeros dos años de su mandato. Trump, en cambio, busca apoyar a la clase media a través de un límite temporal a los intereses de las tarjetas de crédito y la eliminación de deducciones de impuestos por intereses en préstamos para automóviles.
En cuanto a la vivienda, Harris propone apoyar a los compradores de una primera propiedad con un bono de 25,000 dólares y crear tres millones de unidades de vivienda en cuatro años. Trump también ofrece incentivos fiscales para los compradores de vivienda, pero se enfoca en reducir la inflación y combatir la inmigración ilegal como una solución para aliviar el mercado inmobiliario.
En materia de sanidad, Harris planea expandir el programa Obamacare y hacer que Medicare cubra los costos de cuidadores a domicilio. Además, busca que el límite de 35 dólares en gastos de insulina se aplique a más personas. Trump, por otro lado, no ha ofrecido detalles sobre su plan de salud, limitándose a decir que tiene una idea general que aún no ha desarrollado.
Ambos candidatos han sido criticados por no explicar cómo enfrentarán la deuda pública de EE.UU, que en 2023 alcanzó los 35 billones de dólares. Según el Comité por un Presupuesto Federal Responsable, los planes de Harris podrían aumentar la deuda en 3.5 billones de dólares en la próxima década, mientras que los de Trump la incrementarían en 7.5 billones. A pesar de sus promesas de crecimiento económico, las propuestas de ambos candidatos podrían representar un desafío adicional para la deuda del país.