Miles de argentinos se reunieron este sábado en la catedral de Buenos Aires para rendir homenaje al papa Francisco, quien falleció el pasado lunes.
"Lloramos porque se murió el padre de todos, lloramos porque no terminamos de dimensionar y comprender su liderazgo internacional", expresó conmovido el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, durante la emotiva misa exequial.
Ante unas 15,000 personas, García Cuerva, quien hoy ocupa el mismo cargo que una vez tuvo Francisco antes de convertirse en papa, encabezó la ceremonia acompañado por los obispos auxiliares Iván Dornelles, Alejandro Pardo, Alejandro Giorgi y Pedro Cannavó, además de otros obispos y sacerdotes de la Arquidiócesis de Buenos Aires.
Durante la misa, el arzobispo destacó que Francisco, como un buen padre, "fue padre de todos, pero especialmente se ocupó de los más frágiles", refiriéndose a su constante defensa de los marginados, los enfermos y los olvidados por la sociedad. Luego de la homilía, procedió a dar la comunión a los asistentes, entre quienes se encontraban la vicepresidenta de Argentina, Victoria Villaruel; el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri; y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
El presidente Javier Milei, su hermana Karina y una delegación de ministros viajaron hasta Roma para asistir al funeral del papa Francisco, celebrado este sábado en la plaza de San Pedro ante 250,000 personas, por lo que no estuvieron presentes en la misa en Buenos Aires.
La despedida a Francisco en su tierra natal no terminó ahí. Están previstos otros homenajes, como una procesión que partirá de la histórica Plaza de Mayo y recorrerá distintos lugares emblemáticos de la ciudad. Se planea visitar espacios que fueron importantes en la vida de Jorge Mario Bergoglio, el sacerdote porteño que llegó a convertirse en el primer papa latinoamericano.
El cariño y respeto que Francisco sembró en su gente se reflejó en los rostros emocionados de quienes acudieron a despedirlo. Su legado de cercanía, humildad y defensa de los más débiles quedará vivo no solo en Roma, sino también en cada rincón de su Argentina natal.