El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, se encuentra en el centro de una intensa controversia tras declarar este martes la ley marcial de emergencia, argumentando la necesidad de proteger el "orden constitucional" frente a actividades "anti-estatales".
Esta medida, que sorprendió al país, fue dirigida contra el principal partido de oposición, el Partido Democrático (PD), al que acusó de ser una "fuerza pronorcoreana". Sin embargo, la Asamblea Nacional revocó rápidamente la decisión con una mayoría de 190 votos, obligando al mandatario a retirar la ley.
El contexto de esta declaración es una intensa confrontación política entre Yoon y el PD, que controla la Asamblea Nacional desde las elecciones legislativas de abril. La oposición ha impulsado múltiples destituciones de altos funcionarios del gobierno, lo que, según el presidente, ha obstaculizado la gestión del Ejecutivo. Yoon calificó la situación de "sin precedentes" en la historia de Corea del Sur y justificó su decisión como una respuesta necesaria para garantizar la estabilidad del país.
La medida provocó una reacción inmediata en la sociedad surcoreana, con miles de manifestantes concentrándose frente a la Asamblea Nacional en la madrugada del miércoles. Personas de todas las edades alzaron su voz en contra de la ley marcial, entonando el himno nacional y exigiendo la dimisión del presidente. "Esto es un intento de destruir nuestra democracia", expresó uno de los manifestantes, Kim Seung-ho, de 60 años.
El rechazo a la ley marcial no se limitó a las calles. Incluso figuras del propio partido del presidente, como su líder Han Dong-hoon, la calificaron de "equivocada". Esta postura interna, junto con las críticas internacionales, coloca a Yoon en una posición política delicada.
Organismos como Naciones Unidas y aliados clave como Estados Unidos manifestaron su preocupación por los acontecimientos. Washington, además, aseguró no haber sido informado previamente sobre la decisión, mientras que el presidente Joe Biden sigue de cerca la situación.
A nivel económico, la declaración de la ley marcial tuvo un impacto inmediato en el won surcoreano, que cayó hasta un 3 % frente al dólar estadounidense. Sin embargo, tras la revocación parlamentaria, la moneda recuperó parte de su valor, moderando su descenso al 1,5 %.
La medida de Yoon, primera de este tipo desde los años 80, revive tensiones históricas en un país que luchó arduamente por consolidar su democracia. El desenlace refuerza el papel del Parlamento y la sociedad civil en la defensa de los principios democráticos, mientras el gobierno enfrenta el desafío de reconstruir su legitimidad y credibilidad tanto dentro como fuera de Corea del Sur.
Con información de EFE.