Culiacán, el zarpazo del narco.
Una ciudad con miedo al jueves
El asedio de Culiacán cumplió tres meses. Asedio, como en las guerras, porque hay un cerco sobre la ciudad, un ataque. Los culichis resisten, se atrincheran. Sobreviven aterrorizados de día y salen a las calles y van al trabajo; viven paralizados de noche y se horrorizan con las redes sociales, que no paran de circular la novedad de la pugna entre Mayos y Chapitos: la próxima balacera, los asesinatos y desapariciones.
Andrés Villareal
Culiacán es una ciudad caliente. 30 grados centígrados es su invierno. Caliente es la fama que le precede en noticias mundiales donde todo lleva el prefijo narco: su música son narco-corridos; los mausoleos en el narco-panteón; su narco-santo, Malverde; la narco-pobreza en los barrios duros y narco-riqueza en los amurallados.
Pensar a Culiacán en violencia y asesinatos siempre es una historia incompleta. Le faltan sus tomates y chiles de exportación, boxeadores famosos, atardeceres de pintura, sus hombres y mujeres curtidos en la vida. Hoy Culiacán es una ciudad con temores, vive asediada desde hace tres meses, y se siguen acumulando días y noches. Los culichis viven paralizados 12 horas y se mueven con miedo las otras 12. Sucesos y reportes al minuto, se suman a los infinitos mensajes en redes que alimentan el miedo.
Ante la imposibilidad de un recuento inabarcable, queda enlistar:
En Culiacán el narco es poder: Altera por completo el curso de la vida de una ciudad de casi un millón de habitantes, de un estado de más de 3 millones. Eso es poder. Por eso no cometió ningún desliz el general Jesús Leana Ojeda, en ese momento comandante de la tercera región militar, apenas una semana después del arranque de los sucesos, cuando se le pregunta cuándo regresará la paz:
"No depende de nosotros, depende de los grupos antagónicos que dejen de hacer su confrontación entre ellos," dijo Leana al concluir el desfile del 16 de septiembre.
Jueves, el miedo
En Culiacán la historia estalla en jueves.
Jueves, fue el primer Culiacanazo (17 octubre de 2019). Una intentona del gobierno de López Obrador por capturar a Ovidio Guzmán, uno de los hijos del Chapo. Culiacán aprendió a la mala que vivir donde viven ellos tiene un precio. Un jueves (5 de enero de 2023) finalmente aprehendieron a Ovidio, otra vez la ciudad ardió en llamas en sus carreteras y los estruendos de las balas.
Al inicio de la primavera electorera (Jueves 22 de marzo de 2024), Culiacán amaneció con que habían levantado ?así se dice acá cuando privan de la libertad a alguien- los Chapitos habían levantado a 66 personas, entre ellos niños y mujeres, en una operación silenciosa y simultánea. Colocaron lonas en la ciudad acusándolos de ladrones.
Así llegamos al verdadero inicio de esta historia (Jueves 25 de junio). El anuncio de la captura-entrega de Ismael el Mayo Zambada, en jueves. Que coincidió en tiempo y lugar con el asesinato de Héctor Melesio Cuen, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, dirigente estatal de un partido y aspirante a la gubernatura. En un solo jueves se rompió el falso equilibrio, una paz inexistente. Anunció una guerra y abrió una crisis política.
Y no podía ser más coincidencia, que por quinto jueves (29 de agosto) de nuevo se regara la noticia de bloqueos y encontronazos entre militares y narcos. Confirmó que Culiacán tiene miedo a un nuevo jueves, que la guerra que tanto se temía estaba por empezar.
Culiacán, parte de guerra
Desde el 9 de septiembre se amanece con un parte de guerra, mientras el gobierno intenta apaciguar el desespero.
Rubén Rocha, Gobernador de Sinaloa, repetiría un argumento: "Que la gente sepa que estamos atendiéndolos. Que se cuiden, claro, nosotros los estamos cuidando. Estamos haciendo la tarea. El operativo que tenemos entre los tres órdenes de gobierno está funcionando."
Claudia Sheibaum, la Presidenta de México insistiría en una causa: "A partir de una operación que hizo el gobierno de Estados Unidos, que no informó al gobierno mexicano. Y que eso derivó en cartas que envío el entonces Presidente López Obrador al Presidente Biden, de una investigación de la Fiscalía General de la República, que desató esta ola de violencia en Sinaloa".
Todos en Culiacán viven rastreando el suceso violeto reciente, la amenaza de moverse. Mayos y Chapos no se dan tregua. A tres meses de escaramuzas entre los dos bandos, es imposible una precisión de lo más elemental, los muertos. Necesitamos hablar de rangos: entre 500 a 616 asesinatos y de 400 a 626 desapariciones. Demasiada diferencia.
Para dimensionarlo: los últimos tres meses superan en homicidios y desapariciones a los primeros 8 meses del 2024. Otra comparación: el promedio diario de los últimos tres meses se acerca a 7 por día, en 2023 fue de 3 homicidios.
Los robos de automóviles igual se dispararon. Para dimensionarlo: en tres meses se han robado la mitad de vehículos que en todo 2023.
Tampoco hay forma de cuantificar el zarpazo brutal a la economía. Comercios, restaurantes, turismo, espectáculos, transporte, no hay sector que no haya resultado afectado. Los músicos tocan en los camellones y piden monedas. Los ambulantes casi han desaparecido, o apenas salen unas horas. Meseros, choferes, todos quienes dependen de la movilidad de una ciudad llevan tres meses con sus ingresos comprometidos.
Óscar Sánchez, es líder de los comerciantes del centro de Culiacán: "Tenemos tres meses con una muy mala racha en términos de comercialización de productos. Y estamos hablando que estamos entrando al mes de diciembre con ventas lentas."
Miguel Taniyama, restaurantero, ha unido a otros grupos para apoyar a músicos y meseros: "Queremos cambiar la historia que hemos vivido los últimos 80 días y nos estamos ocupando nosotros, como ciudadanos, como empresarios locales. Y eso creo que es lo más valioso. No nos han robado las ganas. Nos han quitado espacios. Pero no nos han robado las ganas de retomar nuestra causa."
La vida escolar está intermitente, los padres con miedo no envían a sus hijos a la escuela. La vida nocturna no existe. La ciudad queda en silencio en las noches. Por eso la madrugada del 25 de noviembre en que tirotearon 60 cámaras de video-vigilancia, el estruendo se escuchó simultáneamente en los cuatro puntos cardinales de Culiacán, como si se tratara del juego de tiro al blanco a las 2 de la mañana.
Y otra vez la parálisis.
La Presidenta Claudia Sheinbaum envía a Omar García Harfuch, el Secretario de Seguridad Pública, a afinar la estrategia, a apagar el fuego. En el día 87 de la pugna entre Mayos y Chapos, aparecieron siete personas asesinadas y se registró la explosión de una camioneta atacada por un drón, se dijo. Es el inicio de un recorrido de García Harfuch, empeñado en mostrar una figura de serenidad y mesura, va a los fuegos que presionan al gobierno: están en Guanajuato, en Guerrero, en Chiapas.
En Culiacán pernoctó por unos días, y Omar García Harfuch, anunciaría una estrategia: "¿Cuál es la responsabilidad de la autoridad? más que una declaración, es asegurarnos de que la violencia disminuya"
Culiacán es el mismo de siempre, solo que ahora ocurre todo, en todas partes y al mismo tiempo. De pronto le ajusta perfecto uno de los tantos significados que le dan a su nombre: "lugar donde los caminantes tuercen su camino."