Las personas con desórdenes afectivos, como depresión y ansiedad, aumentan el riesgo de demencia, pero una revisión británica de estudios previos sugiere que esos individuos pueden estar en riesgo significativo mayor de deterioro cognitivo.
Aunque las evidencias advierten de la relación entre problemas afectivos con la demencia, se desconocía hasta qué punto influían en el deterioro cognitivo, incluso muchos años antes del diagnóstico clínico de ese trastorno, así que un equipo de investigadores revisó los estudios para tratar de determinarlo.
Los investigadores de la Universidad de Sussex y el Colegio Universitario de Londres realizaron una revisión sistemática y sintetizaron la evidencia de la asociación entre desórdenes afectivos y la disminución de la función cognitiva no específica en adultos mayores.
Utilizaron un total de 34 estudios longitudinales, con un enfoque en el vínculo entre depresión o ansiedad y el deterioro cognitivo a lo largo del tiempo, por lo que se combinó y revisó la evidencia de 71 mil 244 participantes, con síntomas de decaimiento anímico o clínicamente diagnosticados como ansiosos.
El grupo investigador, que excluyó a las personas con diagnóstico de demencia para evaluar mejor el impacto de la depresión, analizó la tasa de disminución del estado cognitivo general, que abarca la pérdida de memoria, la función ejecutiva (como toma de decisiones) y la velocidad de procesamiento de información.
Los resultados de la revisión, publicados en la revista especializada Psychological Medicine, mostraron que las personas con depresión experimentaron un mayor declive en el estado cognitivo en la adultez mayor, que aquellos sin depresión.
Debido a que hay un largo período preclínico de varias décadas antes d que se pueda diagnosticar la demencia, los hallazgos son importantes para las intervenciones tempranas, ya que actualmente no hay cura para la enfermedad.
"Este estudio es de gran importancia, ya que nuestras poblaciones están envejeciendo a un ritmo acelerado y se espera que la cantidad de personas que viven con capacidades cognitivas decrecientes y demencia crezca sustancialmente en los próximos 30 años", dice la doctora Darya Gaysina.
"Nuestros hallazgos deberían darle al gobierno más razones para tomarse en serio los problemas de salud mental y garantizar que las provisiones de salud cuenten con los recursos adecuados", afirma Gaysina, del Laboratorio de Medio Ambiente, Desarrollo, Genética y Epigenética en Psicología y Psiquiatría en Sussex.
Gaysina, autora principal del estudio, subraya la importancia de proteger el bienestar mental de los adultos mayores y proporcionar servicios de apoyo robustos a quienes sufren depresión y ansiedad, a fin de salvaguardar la función cerebral en la vida posterior.